El renacer de La Leonera

Uno de los hoteles más glamorosos de los ‘80 está volviendo de la mano de Gerardo (en la foto) y Luis Angel Ovalle, hijos del fundador. Ésta es parte de la historia del proyecto y lo que viene.

Por: | Publicado: Sábado 11 de junio de 2011 a las 05:00 hrs.
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Por Cristián Rivas N.



Mucha mística se respira entre los pasillos y salones del hotel La Leonera. Razones hay de sobra. Las tierras en que está emplazado en Codegua -a unos 80 kilómetros al sur de Santiago, en la zona cordillerana- pertenecieron a un antiguo cementerio indígena en la época prehispánica, pero también formaron parte de los dominios de La Quintrala. Fue ella quien los donó a la orden jesuita, como una manera de limpiar sus pecados, quienes levantaron allí un monasterio del que todavía quedan varios vestigios y que fueron aprovechados por Luis Angel Ovalle para poner en marcha un glamoroso hotel en los ‘70, manteniendo la estructura original y aprovechando su veta de coleccionista de antiguedades para su alhajamiento.

No está demás decir que el lugar fue considerado foco de la vida social en esos años. Se filmaron allí reconocidos programas de televisión -como Martes 13 y Sábado Gigante- y figuras de la vida pública y políticos pasaban en este lugar del valle de Colchagua sus fines de semana y días de descanso. Incluso, fue epicentro de tertulias artísticas de importancia, ya que Ovalle era director del Teatro Municipal y un asiduo seguidor de la música, congregando a artistas de prestigio mundial como Plácido Domingo, Ramón Vinay y Claudio Arrau, que participaron de estos encuentros.

Pero vino un mal momento económico que dejó a la deriva la inversión familiar durante varios años. Hasta que dos de los seis hijos del patriarca -Gerardo y Luis Angel- decidieron ponerse a trabajar para levantar el proyecto nuevamente. En eso han estado estos últimos años. Primero fue Luis Angel quien asumió la dirección y comenzó a hacer distintos arreglos. Cerraron el lugar durante un año y le hicieron una remodelación profunda, manteniendo eso sí la estructura exterior del monasterio.

“El aspecto señorial sigue intacto, ya que los trabajos de remodelación no alteraron en nada la fechada. Esto, porque entiendo que la magia del lugar está en la historia, en los recuerdos y en todo lo que Hotel La Leonera evoca. Es un lugar único, que hace juego con un entorno imponente”, cuenta Gerardo, que hoy está a cargo. En los últimos cinco años modernizaron las habitaciones, agrandaron el área de restaurant y se preocuparon de implementar cuatro salones que pueden ser usados para distintas actividades.

El lugar se ha ido enriqueciendo con otras actividades de tipo outdoor. En sus poco más de 15 hectáreas se puede hacer trekking, cabalgatas y paseos en bicicleta, además de jugar en una minicancha de golf, que complementa otras áreas dedicadas al fútbol y el tenis. Eso sin mencionar el zoológico que ha ido armando Luis Angel, que como buen ornitólogo se ha hecho de una buena cantidad de aves y otros animales muy amigables, como llamas, ciervos y cabras.



Los nuevos pasos


El refresh de La Leonera ha implicado que en los últimos años los hermanos hayan invertido por lo menos unos dos millones de dólares. Aunque la cifra seguirá en aumento, porque con el buen resultado que han tenido, la idea es elevar las actuales 26 habitaciones a alrededor de 70 en el mediano plazo, junto con sumar otros servicios como SPA, con piscina temperada.

Claro que la apuesta va mucho más allá. En esta nueva etapa comenzaron a probar en un nuevo nicho de clientes: el mundo corporativo, y es ahí hacia donde están apuntando para sostener el negocio. La idea es vender con más fuerza el concepto de que en contacto con la naturaleza también se pueden hacer convenciones, reuniones de equipo e incluso directorios. La idea ya ha enganchado a distintas empresas como Agrosuper, Corpbanca, Banco de Chile o Cruz Blanca.

En paralelo, también están buscando promocionar el lugar como destino turístico y de descanso los fines de semana, para lo cual trabajan con distintas agencias de turismo. Por ideas y empeño hasta ahora no se quedan.

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