Tokman: “Saldremos de esta pandemia dañados, con más desigualdad y más pobreza”
La experta en temas laborales y fiscales llama a afrontar la coyuntura con unidad –“no debe restarse nadie”, dice- y a preparar medidas para la etapa de recuperación.
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“Muchas cosas” le inquietan a Andrea Tokman en el contexto de los efectos de la pandemia de Covid-19 en el país. “Ésta será probablemente la recesión más severa que le toque vivir a mi generación, y que dañará severamente el futuro del país y del mundo”, dice de entrada la economista jefe de Quiñenco. Pero no se detiene ahí. También admite zozobra ante la incertidumbre que advierte en la toma de decisiones, lo que -afirma- “pone a prueba la capacidad de ser flexibles y adaptar planes y programas ante información científica y económica que cambia vertiginosamente”; y le aflige “la polarización y desconfianza entre los líderes políticos y la incapacidad de unirse ante esta situación”.
“Me preocupa que no tengamos conciencia de que la mejor forma de sortear esta crisis es unidos. La colaboración, confianza y cooperación son esenciales (...) No debe restarse ni excluirse nadie”, remarca la además integrante del Consejo Superior Laboral.
- ¿Se han tomado las medidas económicas adecuadas?
- El diseño de políticas públicas es muy difícil con tanta incertidumbre y un clima político acalorado. La visión de esta pandemia ha ido cambiando. Al principio se asimiló al típico “día de nieve” del hemisferio norte, donde todo se detiene hasta que termina la tormenta. En Chile se habló de una especie de gran terremoto: terrible, pero transitorio. Hoy es más difícil sostener esa visión, y por la dificultad que hemos tenido para legislar y ejecutar, recién hoy estamos haciendo realidad algunas medidas diseñadas con ese diagnóstico inicial. Con lo que hoy sabemos, tal vez habríamos definido de otra forma los paquetes de medidas.
- ¿Por ejemplo?
- Por ejemplo, congelar contratos de trabajo para preservar el vínculo o financiar capital de trabajo exclusivamente tiene más sentido en una transición corta que larga. Esto no es una crítica, es fácil mirando por el retrovisor, es un llamado a entender la dimensión de la crisis, el grado de incertidumbre y la necesidad de actuar rápido, pero de modo flexible. Por eso, mantener parte de los recursos disponibles hace mucho sentido y no “tirar toda la carne a la parrilla” sería mi recomendación. Esto, sin mencionar que luego tendremos que rellenar “el refrigerador de carne”, porque ésta no será la última crisis.
- Hemos visto a un Gobierno complicado en el Congreso. ¿La clase política no ha estado a la altura?
- Las generalizaciones son siempre injustas. Las trabas en la negociación hacen que lleguemos tarde y se desvirtúe el sentido de muchas de las políticas públicas. Echo de menos una postura más generosa en la discusión de propuestas y me extraña que algunos sigan insistiendo en querer tomar protagonismo con iniciativas de ley que no les corresponden, erosionando más la institucionalidad y haciendo perder tiempo valioso al país. El Gobierno, por su parte, no ha sabido ni podido tender puentes permanentes con la oposición razonable.
- Tuvimos una caída del Imacec de 3,5% en marzo y para abril se espera una baja mayor, ¿se van a requerir más medidas?
- Lo que vimos en marzo en Imacec y desempleo, con solo dos semanas de confinamiento, es un adelanto de lo que viene. Abril y mayo serán mucho peores, con cifras de dos dígitos. Además, dados los tiempos no inmediatos de la innovación en medicina y los efectos interrelacionados de tener casi todos los países en recesión, la recuperación será lenta, por lo que habrá que ir agregando recursos, perfeccionando instrumentos y encontrando otros nuevos. Se debe avanzar en las propuestas para informales e independientes, y también debiera haber algo para empresas grandes y el sector salud. Luego vendrían paquetes para apoyar la recuperación económica y habrá que ir pensando en cómo enfrentaremos la gran cuenta que tendremos que pagar una vez superada la emergencia y para con los afectados permanentemente.
- ¿Hay que rescatar a las empresas grandes? ¿Cuál sería una fórmula óptima?
- Es correcto partir por las PYME, porque son las que primero se resienten en estos casos, pero también hay que asumir que las grandes empresas contratan a la mitad de los trabajadores formales y empresas proveedoras, muchas de ellas PYME. Excluirlas de las medidas de apoyo, sin un análisis caso a caso, puede dañar indirectamente a muchas personas y afectar la capacidad productiva y de innovación del país. No apoyarlas se motiva en una hipótesis equivocada e injusta con muchas empresas. Lo que urge hoy es pensar cómo minimizar los despidos y quiebras, pero, desgraciadamente, la discusión política ha llevado a que tratemos a los trabajadores de las empresas grandes de una forma distinta. En la práctica, la mitad de los trabajadores formales podría quedar excluido de ese apoyo. Hay muchas ideas dando vuelta, con sustento técnico, para hacerse cargo de ese desafío, pero me temo que será difícil que se planteen oficialmente por este ambiente de extrema polarización.
“Falsa dicotomía”
- La semana pasada transitamos de un “retorno seguro” a una nueva preocupación por el aumento de contagios. ¿Hay un dilema entre la salud y la economía?
- Esta es una falsa dicotomía entre salvar vidas (salud) y salvar condiciones de vida (economía). Son complementarios, no sustitutos. El control más efectivo de la pandemia debe evitar saturar los hospitales -aplanar la curva-, pero eso no es sostenible con medidas extremas de confinamiento prolongado como hemos visto en muchos países. Se necesita mantener la cadena de suministros funcionando y las personas necesitan ingresos para poder alimentarse y sustentar su vida.
- La pandemia significó un paréntesis a la crisis social. ¿Ve esto como una oportunidad o como un factor que recrudecerá el conflicto?
- Esta dolorosa experiencia visibiliza la enorme vulnerabilidad y lo difícil que es sobrevivir a una crisis de esta envergadura sin empleo de calidad ni un buen sistema de seguridad social. Saldremos de esta pandemia dañados, con pérdidas humanas y materiales, con más desigualdad y más pobreza (...) Los jóvenes, los de menos educación, las mujeres, los migrantes y los adultos mayores ya estaban en desventaja y desafiados por la automatización, hoy su futuro se ve aún más difícil. Muchos niños y jóvenes han sufrido un deterioro en su educación y una brecha creciente con los más privilegiados, algo que los acompañará por el resto de sus vidas.
Todo esto puede abonar al descontento, pero también habremos visto que nuestra fortaleza institucional ha sido fundamental para enfrentar casos extremos. Gracias a la disciplina fiscal y la austeridad anterior tenemos recursos hoy para enfrentar la crisis tanto en salud como ingresos para las personas y empresas. Un sistema financiero sólido, con un Banco Central autónomo de primer nivel, han sido fundamentales para poder adoptar medidas para suavizar el shock.
Espero que, al final, se imponga un nuevo espíritu más constructivo y dialogante que nos permita redibujar el camino hacia el desarrollo de un modo más armónico y sin violencia.
- ¿Qué lecciones nos dejará la pandemia?
- La principal lección y luz de esperanza es que estamos todos juntos en esto. Colaboración, cohesión, confianza entre nosotros y entre países es vital para sortear esta tragedia de la mejor forma posible. Todos tenemos un rol que cumplir y puedo decir que, en estos días, si uno se aleja de la odiosidad del Twitter y se enfoca un poco más en las comunidades más íntimas que cada uno de los grupos que WhatsApp alberga, siento orgullo de que todos en su ámbito están preocupados y ocupados por los demás y proponiendo formas de ayudar, recuperando tímidamente algo que en Chile nos hace falta que es la confianza y confiabilidad de la gran mayoría.
Si logramos abstraernos de la pelea pequeña y egoísta, se ve una revaloración que nos hace bien como sociedad. Hay más consciencia de lo esencial que es el trabajo que realizan las personas en las áreas de salud y cuidado. Como padres, nos hemos dado cuenta de lo difícil e importante que es el trabajo de los profesores. Como hijos, hemos entendido la fragilidad en que viven miles de adultos mayores, no solo en lo material, sino que fundamentalmente en lo emocional (…) Es ese el espíritu que no debemos olvidar en los años que vienen que serán durísimos para muchos, pero ya no acapararán los titulares.
Desempleo: "El mercado laboral ya se ha
deteriorado y lo que vendrá será aún peor"
- ¿Cuánto se deteriorará el mercado laboral?
- El mercado laboral ya se ha deteriorado y lo que vendrá será aún peor. La creación de empleo formal en los últimos meses de 2019 y los primeros de 2020 estaba prácticamente estancada. La informalidad crecía, los ingresos se desaceleraban. Los datos de marzo, con tan solo dos semanas de confinamiento, acusan el impacto de esta crisis, pero es solo el inicio. El desempleo de 8,2%, bastante mayor que hace un año, esconde mucho subempleo y trabajadores desalentados. Como la recuperación de la economía podría tomar años y el golpe es mayor para los más vulnerables, su reenganche al mercado laboral será más precario. Por eso es tan importante dejar recursos para la etapa siguiente de reinvención, con asesoría, capacitación, intermediación laboral y una red de seguridad social más fina que impida que se caigan por sus hoyos.
- ¿Cómo ha visto el debate en torno a la Ley de Protección de Empleo? ¿El tema dividendos dañó su espíritu? Cencosud se retractó.
- Es lamentable el tono de la discusión. Más que restringir a todas las empresas, creo que decisiones como éstas deben evaluarse caso a caso. Establecer restricciones generales puede terminar provocando que, en lugar de la suspensión de empleo, algunas empresas opten por despedir a los trabajadores, lo opuesto al espíritu de la ley. Además, no repartir dividendos puede afectar el flujo de recursos a la economía. Hay accionistas, grandes y chicos, que tienen compromisos y cuentan con el dividendo para cumplir con sus obligaciones, mientras sus acreedores, grandes y pequeños, cuentan con el dinero para ellos también honrar los suyos.