Estudio rescata importancia de paridad de género en las empresas: aumenta productividad y compromiso
Contrario a esto, en Chile solo un 8% de mujeres alcanzan puestos gerenciales y 5,8% en comités o juntas empresariales.
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La razón está con ellas. La brecha de género históricamente ha sido un talón de Aquiles para las mujeres que quieren integrarse al mundo laboral y más en Chile, donde la diferencia entre hombres y mujeres que participan en el mercado aún es grande, sobre todo en puestos de alto rango.
Es por esto que Sodexo, empresa que ha sido reconocida por sus esfuerzos en inclusión -en áreas como la inequidad de género- realizó el estudio “Gender Balance Study 2018”, donde participaron más de 70 compañías y más de 50.000 gerentes de todo el mundo.
El sondeo reveló que las firmas que alcanzan el balance óptimo -que definieron como la presencia entre 40% a 60% de mujeres- obtienen mejores resultados.
Para esto utilizaron cinco indicadores: productividad, lealtad hacia las empresas, retención de empleados, retención de clientes y seguridad.
Los resultados de la investigación fueron contundentes, ya que las empresas con balance de género obtuvieron porcentajes mayores -8% a 14%- que aquellas con disparidad de género, en todos los indicadores.
En el caso del indicador Seguridad, los accidentes laborales disminuyeron un 12% más.
En esta línea, la presidenta senior de Responsabilidad Corporativa Global y directora global de Diversidad Sodexo, Rohini Anand, asegura que esto no ocurre porque exista un sexo mejor que el otro, sino que los resultados sugieren que alcanzar un equilibrio “trae mejores resultados”.
“Claramente hay implicaciones financieras para tener un buen balance de mujeres, pero también hay que tener una cultura que apoye a las mujeres para ser exitoso. Se trata de tener al mejor talento, crear una cultura verdaderamente inclusiva a fin de que todos puedan comprometerse al máximo y proveer soluciones innovadoras”, señala Anand.
El rol que juegan los hombres en esto es clave, ya que “deben darse cuenta que esto no es una cuestión social, si no de negocios”, agrega.
La ejecutiva sostiene que la responsabilidad de ellos es tanto a nivel empresarial como personal. Destaca la necesidad de construir alianzas a fin de que puedan ingresar más mujeres al mercado. Respecto al hogar, asegura que es importante “cambiar la dinámica de los roles que ha impuesto la sociedad”.
Una cultura inclusiva
Comunidades de inmigrantes, LGBT y discapacitados, son algunas de las otras minorías que esperan mayor inclusión. En Chile, los discapacitados alcanzan el 20% -aproximadamente 2,6 millones- y con la Ley de Inclusión Laboral, las empresas con más de 100 empleados tienen la obligación de incluir un 1%. Estas cifras en Perú y Brasil alcanzan el 3% y 6%, respectivamente.
Consultada por esta diferencia, Anand declara que esto “no es solo sobre números, también es sobre la cultura de inclusión. Ya que a menos que una organización tenga una cultura donde una persona con discapacidades se pueda desenvolver bien, la gente no va a querer trabajar ahí y no va a querer revelar que tiene una discapacidad”.
Además entre un 80% y un 90% de personas con discapacidad está desempleada y los que sí trabajan se les paga menos o no reciben compensación monetaria.
A seis años de su primera visita, Anand observa una “mejora” en la materia, pero cree que de aquí a 10 años habrá aumentado la población senil y los discapacitados, por lo que el desafío será “resolver cuál es la mejor forma para contratar personal con discapacidades, ya que las personas con discapacidad desempleadas crean una carga para la economía”, concluye.