“Arquitours” de la mano de Niemeyer
En Brasil se crearon paseos que invitan a conocer edificios diseñados por el genio de la arquitectura local que destacan por su singularidad.
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Por Mark C. O’Flahey
En una de las calles comerciales más de moda de Ipanema se encuentra la fascinante chocolatería Aquim. En su interior, las estanterías despliegan los habituales bombones y barras de chocolate. Detrás del mostrador, extravagantes cajas contienen el más refinado de los chocolates elaborados por Samantha Aquim: Q0. Cada conjunto está numerado, tiene su propio tenedor de degustación hecho de oro, una gaveta deslizante con discos de chocolate, y tres piezas de Q0 que dan forma a una elegante curva en forma de S, diseñada por el arquitecto Oscar Niemeyer. “Es arquitectura comestible”, dice Aquim.
Niemeyer, el arquitecto que por más de 70 años ha ido dándole forma a la estética del país, está tan estrechamente entrelazado con la historia de Brasil, que varios tour operadores ofrecen “arquitours”, recorridos de su trabajo que permiten hacerse una idea de Brasil. Y si bien Niemeyer cumplió 104 años en diciembre, ir a ver sus obras no es una simple clase de historia: él sigue planificando e implementando nuevos proyectos, y con la Copa Mundial de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016, no falta la energía ni la inversión.
“Muchos turistas todavía quieren ver las favelas”, explicaba el guía turístico Felipe Rocha de Journey Latin America mientras cruzábamos el puente desde Río a Niteroi, con su museo de arte contemporáneo en forma de platillo volador acercándose rápidamente. “Pero los turistas más cultos quieren ver cada vez más a Niemeyer”.
Si bien es ateo, Niemeyer ha logrado construir algunos de los más espectaculares sitios de culto del mundo. La iglesia de Belo Horizonte es una pequeña y caricaturesca indirecta con sabor a Palm Springs de la notable y tremenda carrera arquitectónica que vendría más adelante. Aunque el arzobispo de la zona en un momento maldijo la construcción, catalogándola de “refugio antiaéreo del diablo”, hoy es muy querida.
Donde “nadie va”
Brasilia es, por supuesto, el espacio principal, con un modernista parque temático con sello Unesco de mediados de siglo. Al mismo tiempo es la ciudad a la que “nadie va”, lo que en parte la hace más emocionante. Andando entre la biblioteca, que se asemeja a un gigante y hermoso puerto doble de iPod, y la perfecta cúpula tipo base lunar del Museo Nacional Honestino Guimarães, con la catedral a la distancia, es maravilloso poder sacar fotografías. A medida que las nubes blancas se retiran, las icónicas cúpulas cerradas y dadas vuelta y la estructura en forma de H del Congreso Nacional son iluminadas por una angulosa luz, tipo foco de teatro.
Existen otras joyas menos conocidas en Brasilia: la rotonda blanca y roja al interior del mausoleo del difunto presidente Juscelino Kubitschek, con su siniestro alumbrado que la hace parecer una cámara de la Estrella de la Muerte. Luego está la perfecta onda de la concha acústica a las afueras del Ministerio de Defensa y la abandonada media luna del auditorio al aire libre camino al Palacio.
Muy cerca se encuentra el Brasilia Palace Hotel, uno de los pocos hoteles diseñados por Niemeyer en el país. Sus proporciones son largas y estrechas, aunque también cuadradas, con gran parte del edificio elegantemente elevado sobre pilares.
La gran atracción del trabajo de Niemeyer para los turistas–desde nerds del diseño hasta los no iniciados- es el desenfrenado sentido de diversión y fantasía que éste revela. Él es más artista que arquitecto: las empinadas inclinaciones de sus edificios a menudo hacen sentir como los pingüinos que luchan con el fotogénico, pero poco práctico muro, de Lubetkin en el Zoológico de Londres. Las enormes cúpulas de Niemeyer son imposibles de segmentar en un espacio de exhibición. Pero como grandes esculturas de concreto son absolutamente emocionantes, capturando la esencia de una época cuando al mundo le prometían cinturones-cohetes (jetpacks).
El museo diseñado por Niemeyer en la ciudad de Curitiba, inaugurado en 2002 y renovado en diciembre, despliega una colección de maquetas de sus trabajos, así como colecciones de variado arte y diseño contemporáneo. Es un gran destino dentro de todo, pero lejos el más excitante trabajo artístico es su inmensa galería negra con forma de ojo.
Desde el año pasado, una agencia local comenzó a ofrecer tours guiados en Segways que culminan en este edificio. Acelerando por las rampas de concreto adyacentes y por las pasarelas, y haciendo carrera en la gran plaza abierta, la sensación de alegría y libertad es increíble. Esta es la visión de futuro que tiene Niemeyer, y que los visitantes privilegiados han sido invitados a recorrer.