Salen a la luz luchas internas del sandinismo

La reestructuración del partido gobernante podría afectar la elección de noviembre. Pero el presidente actual sigue en la mejor posición para ganar.

Por: | Publicado: Lunes 20 de junio de 2011 a las 05:00 hrs.
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Una importante reorganización de las estructuras internas del izquierdista Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN, Sandinistas), un reflejo de una lucha de alto nivel por el control, tuvo lugar en mayo, con posibles consecuencias negativas para el partido gobernante antes de las elecciones generales del 6 de noviembre.

La lucha por el poder se conoció unos días antes de la presentación de los candidatos a diputados del partido para la próxima Asamblea Nacional y el Consejo Supremo Electoral (CSE), cuando un portavoz del FSLN confirmó que el secretario del partido, Lenin Cerna, había sido destituido de su cargo. Cerna fue jefe del temido servicio de seguridad durante la revolución sandinista en los ‘80 y hace tiempo ha gozado de gran influencia en las estructuras del partido. Aunque las razones de su destitución no están del todo claras, Cerna parece haber tratado de colocar sus propios candidatos en las listas de diputado del partido, contra los deseos de la Primera Dama, Rosario Murillo, quien también tiene un considerable control sobre el aparato del FSLN.

Dejando a un lado las causas específicas, está claro que Murillo es quien más se beneficia de la partida de Cerna, ya que ambos tenían una larga historia de tratar de controlar las estructuras partidistas del FSLN. Ahora Murillo puede imponer sus candidatos en todos los ámbitos, con la aprobación implícita del presidente Daniel Ortega. Aunque esto puede ayudar a Ortega a fortalecer su posición en el FSLN, la reorganización puede tener algunas consecuencias negativas a medida que el partido se acerca a las próximas elecciones.

Además de sacar a Porras y Cerna de sus cargos, en mayo Ortega actuó para limitar el daño político en un año electoral removiendo también al secretario general del CSE, Rodrigo Barreto. Barreto fue la primera figura de las autoridades nacionales despedida por las filtraciones del sitio web WikiLeaks, que reveló en mayo que Barreto había admitido en privado a la embajada de EEUU en Managua que hubo fraude en 2008, y de nuevo en marzo de 2010, en las elecciones regionales en la Costa Atlántica.

La preocupación por el fraude electoral ha sido un tema político complicado, puesto que Ortega asumió el poder en 2006 y las revelaciones recientes de WikiLeaks han alimentado los temores a que el CSE, dominado por personas nombradas por los Sandinistas, traten de manipular el voto en las próximas elecciones si Ortega no asegura una victoria absoluta.

Para añadir más leña al fuego, Ortega reiteró su rechazo de muchos años a los observadores electorales internacionales a finales de mayo, acusándolos de ser “fuerzas de intervención” en los asuntos de Nicaragua. De los grandes grupos internacionales que normalmente organizan misiones de observación, hasta ahora sólo la UE ha recibido una invitación para participar en las elecciones de este año. La Organización de Estados Americanos (OEA) y el Centro Carter, hasta ahora no han sido invitados.

Aunque la candidatura de Ortega a la reelección se ha visto afectada por la controversia (la constitución le prohibe buscar la reelección, pero ha emitido una serie de decretos que se lo permiten), su posición se ha fortalecido en los últimos meses, gracias al robusto crecimiento económico y la falta de unidad entre las fuerzas de oposición. Suponiendo que Ortega pueda mantener sus actuales niveles de apoyo y gane las elecciones presidenciales de manera convincente (el resultado más probable hoy), la campaña electoral probablemente transcurrirá sin grandes incidentes y las tensiones políticas se desvanecerán más en 2012.



Perspectivas


Sin embargo, el deterioro de las instituciones políticas y el abuso de poder por el poder ejecutivo mantendrá cierto riesgo de inestabilidad social en 2011-12. La posible manipulación de las reglas electorales y una evidencia clara de fraude daría lugar a violencia e inestabilidad.

Si un gobierno de oposición moderada ganara el poder en las elecciones de noviembre, la efectividad política aumentaría hasta cierto punto, pero una oposición sandinista poderosa limitaría el progreso de las reformas judiciales y políticas para mejorar las instituciones del país. En última instancia, la política nicaragüense seguirá siendo inestable en 2011-12, con la arbitrariedad del sistema judicial y la corrupción generalizada actuando como freno particular para el desarrollo.

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