¿Por qué no hablamos de “trabajo formal” en el anteproyecto de nueva Constitución?
Por Ignacia López Vives, socia de Cariola Díez Pérez-Cotapos
Por segundo año consecutivo tenemos la oportunidad de definir las reglas que nos rijan como sociedad por las próximas décadas. Como toda Constitución, el anteproyecto preparado por la Comisión Experta incluye el catálogo de derechos que la Carta Fundamental asegura a todas las personas, dentro de los cuales se encuentra el derecho al trabajo.
En este punto, el anteproyecto reconoce el derecho al trabajo decente, a su libre elección y contratación, que comprende el acceso a condiciones laborales equitativas, a seguridad y salud en el trabajo, así como a una remuneración justa, descanso, desconexión digital y respeto de los derechos fundamentales del trabajador.
Si bien el concepto de “trabajo decente” fue exportado de instrumentos de la OIT y se encuentra dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, advertimos que el anteproyecto utiliza términos más bien ajenos al contexto nacional, pues la palabra “decencia” tiene una connotación moral que no es precisamente el objeto del derecho que se busca reconocer. Pero yendo más al fondo de lo que debemos reconocer como sociedad, se echa de menos el reconocimiento del acceso al trabajo formal y digno.
En Chile, existe actualmente un 28% de informalidad, y en América Latina casi un 50%, según el informe Panorama Laboral América Latina 2023 OIT. Es evidente entonces que en nuestra casa y en nuestro barrio tenemos un problema relevante que resolver para que la fuerza de trabajo acceda a previsión social y cobertura de salud, sin considerar el resto de los derechos y seguridades básicas que provee la condición de trabajador formal y que son relevantes para mejorar la calidad de vida.
Por otra parte, se extraña que el anteproyecto no exprese que el reconocimiento del derecho al trabajo sea acorde a la dignidad de la persona humana, exigencia que no es claro que se resuelva con la palabra decencia, que más bien se asocia a actuar con decoro.
Lo bueno es que estamos a tiempo de hacer las adecuaciones para que este proyecto se ajuste a lo que Chile necesita.