Opinión

Las utilidades del negocio universitario

Clemente Recabarren

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En marzo miles de jóvenes entraron a la universidad. En Chile somos cerca de un millón los que estudiamos en alguna de estas casas de estudios.



Frente a esta situación, que es un éxito para Chile, hay que recordar cual es la importancia que tienen las universidades en la construcción del bien común. Principalmente porque en 2011 (el gran año de la educación), ésta fue tratada desde miradas peligrosamente parciales. Por una parte, el movimiento estudiantil (Confech a la cabeza) abordó los problemas educacionales desde la perspectiva de las soluciones ideológicas. Al frente, el gobierno respondió a esos problemas como si su solución dependiese únicamente de la eficiencia en la administración de los recursos.

Recordar por qué existen las universidades debiese ayudar a superar esas y otras miradas parciales. La universidad es una institución que ha evolucionado con el tiempo, por eso es heredera de los aportes que a ella le han hecho las distintas épocas. Al ideal del sabio escolástico del siglo XII incorporó el interés por las ciencias naturales de los llamados “Tiempos Modernos”, posteriormente adquirió fuerza la necesidad de formar profesionales altamente capacitados y el desarrollo de las ciencias positivas como la sociología.

Así ha llegado hasta nuestros días como uno de los factores que explican el éxito de los países. En primer lugar las universidades generan un bien humano importantísimo que es el conocimiento. Bien humano que no sólo es importante por los usos útiles que se le pueden dar, sino principalmente porque posibilita el desarrollo de las personas.

En la universidad se forman los profesionales que lideran el crecimiento del país. Por ello, la promoción de virtudes como el trabajo bien hecho, el aprecio por la cultura, el rigor y la honestidad intelectual, que sólo se alcanza con exigencia y después de muchas horas de estudio, forman parte esencial de su aporte.

Finalmente, las universidades son generadoras de oportunidades y un camino seguro para derrotar la pobreza. Vale la pena recordar que 7 de cada 10 jóvenes que estudian en la universidad son la primera generación de su familia en ingresar a la educación superior.

Debemos entender la necesidad de entregar soluciones justas a quienes quedan fuera de la universidad por no tener recursos para pagarla, de incentivar que existan muchas universidad con miradas y especialidades distintas y que exista un desarrollo de estas instituciones en todas las ciudades de Chile.

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