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Alto contrasteTres años de gobierno
La próxima semana el Gobierno del Presidente Boric cumplirá un nuevo aniversario, momento que marcará el inicio de su último año en La Moneda. El Gobierno, que asumía hace tres años, era diferente a sus predecesores: se trataba de una nueva generación, más joven, con relativa poca experiencia, y que hizo de su principal bandera política la crítica implacable a los llamados “30 años” que transcurrieron desde el retorno a la democracia.
“Se percibe en el Ejecutivo un mayor sentido de realismo político, tanto en gestión como en el debate legislativo, en aras de acercar posiciones y lograr acuerdos con sus opositores”.
El discurso que acompañaba a este nuevo oficialismo durante la campaña y sus primeros meses de mandato era de ímpetu fundacional, lo que quedaba de manifiesto no solo en su programa de Gobierno y en las descalificaciones que muchos de ellos ocuparon para referirse a los mandatos de la Concertación, sino que también en el decidido apoyo que entregaron al texto de la Convención Constitucional, un documento muy imperfecto que planteaba trastocar el sistema político y el modelo económico, junto a la integridad territorial y la justicia, el cual fue rechazado por una gran mayoría. El programa de Gobierno se basaba en la presentación de una serie de reformas estructurales que implicaban una mayor presencia del Estado, muchas de las cuales tenían poca viabilidad política. Se planteaban fuertes cambios en pensiones, incluyendo el fin a las AFP, una extensa reforma tributaria, fin del sistema de salud como lo conocemos hoy, condonación del CAE, una Empresa Nacional del Litio, Banca del Desarrollo y negociación sindical por ramas, entre otros.
Las falencias de gestión, que incluyen faltas a la probidad en ciertos casos, han confirmado la arrogancia con la que uno de sus exministros sostuvo que “nuestra escala de valores y principios en torno a la política no sólo dista del gobierno anterior, sino que creo que frente a una generación que nos antecedió”.
El difícil avance de sus reformas en el Congreso, y el cambio de agenda a raíz de la crisis en seguridad pública, han llevado al Gobierno a reajustar sus objetivos. Solo algunas reformas han visto la luz (royalty a la minería, 40 horas y salario mínimo en $ 500 mil), y otras, como la reforma de pensiones, consiguió ser aprobada, pero con un contenido muy diferente al planteado originalmente por el gobierno. Sin duda que, desde hace meses, se percibe en el Ejecutivo un mayor sentido de realismo político, tanto en gestión como en el debate legislativo, en aras de acercar posiciones y lograr acuerdos con sus opositores, como también a buscar apoyos en figuras con experiencia política y ejecutiva del período anterior. Este 2025 también estará marcado por la campaña presidencial. Es de esperar que quienes postulen tengan en cuenta lo ocurrido estos últimos años, de tal modo de diseñar programas de Gobierno responsables, que reconozcan los tremendos avances que ha conseguido el país en los últimos 40 años, y que pongan foco en solucionar los grandes problemas pendientes que aún aquejan a la ciudadanía.
