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Alto contrasteUn interesante debate se ha abierto en torno a la idea anunciada a través de estas páginas respecto del traspaso de la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (Conicyt) desde el Ministerio de Educación a la cartera de Economía. La propuesta, inicialmente criticada por representantes del mundo que reúne el Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas (Cruch), en las últimas jornadas ha logrado un claro apoyo de dirigentes gremiales del mundo empresarial.
Mientras del ámbito universitario se argumenta que la medida es un error garrafal, porque ya existen instancias de apoyo a las empresas que quieran realizar proyectos de investigación científico tecnológica. En tanto, a nivel de las empresas se estima que el cambio de dependencia fortalecerá el vínculo entre empresa y academia, cuestión a todas luces deficitaria en el país.
Este es justamente el tema de fondo y que trasciende la cuestión formal de la dependencia institucional. Un debate que se centra en ese aspecto finalmente no va en la dirección de tender puentes entre empresas e investigadores, en un país donde las cifras agregadas que dan cuenta del estado de la I+D, del registro de patentes y la innovación están al debe.
Que exista discusión de este tema es positivo, pero más que quedarse en las formas sería importante que la aproximación de las partes vaya en la dirección de elevar los puntos de encuentro, con propuestas concretas facilitar la transferencia tecnológica, el diseño de políticas internas de propiedad intelectual que mejoren el vínculo entre las partes y permitan que las investigaciones que se realicen apliquen en el mercado y generen impacto real.
