Tenor del debate tributario
La discusión tributaria ha copado la agenda política y económica
La discusión tributaria ha copado la agenda política y económica de las últimas semanas. Desde que se conocieron los detalles de la iniciativa gubernamental a principios de mes y, luego, a medida que fue avanzando su discusión en la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados, el debate se instaló con fuerza y enfrentó posiciones en una dinámica en donde muchos ya comienzan a echar de menos los argumentos y a sentir de más las descalificaciones.
No son pocos los que están haciendo llamados a instalar en este tema de tanta trascendencia una discusión menos cargada de política e ideología, y que en lugar de apuntar a sacar aplausos ciudadanos, busque puntos de encuentro y los diseños de reforma más eficientes para el país, es decir que permitan solventar necesidades sin sacrificar el crecimiento, la inversión y el empleo.
Por lo demás, el gasto de energía que supone la escaramuza permanente y la búsqueda de eslóganes a favor o en contra de la reforma, es energía que no se invierte en darle consistencia. Es una reforma vasta, que toca un sinnúmero de normas y leyes, y en donde cualquier descuido o situación mal evaluada podría tener efectos inesperados.
Se trata de consideraciones formales que a más de alguno le podrían parecer secundarias, pero que son de gran relevancia, ya que una reforma tributaria planteada fundamentalmente desde una dimensión ética y sin ponderar en su justa medida las cuestiones técnicas, podría terminar teniendo efectos perjudiciales justamente para quienes se buscaba favorecer. Ese equilibrio es el que hoy se echa de menos en la discusión pública.