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Alto contrasteLos mercados financieros brasileños reaccionaron con calma ayer al anuncio del lunes de la agencia Standard & Poor´s, que bajó en un peldaño la calificación crediticia soberana de la mayor economía de América Latina a “BBB-”, esto es a un escalón de perder el grado de inversión, citando señales dispares de política del gobierno de la presidenta Dilma Rousseff y una moderación en las perspectivas de crecimiento del gigante del barrio para los próximos dos años.
Aunque el Ministerio de Hacienda de Brasil reaccionó agriamente a la decisión de S&P, que calificó de “inconsistente” con las condiciones que presenta la economía brasileña y “contradictoria con la solidez” de sus fundamentos económicos, lo cierto es que el paso de la calificadora ocurre luego de un persistente deterioro en las proyecciones de crecimiento económico del país, que ha llevado a Brasilia a adoptar medidas para intentar inyectar dinamismo en la actividad.
El recorte podría animar a las otras dos grandes agencias calificadoras internacionales, Moody´s y Fitch, a tomar acciones en la misma línea, lo que supondría un mal rato adicional para Rousseff de cara a los comicios presidenciales de octubre, en los que buscará su reelección.
