Se cerró un nuevo año y, con ello, los balances comenzarán a tomarse la agenda nacional. El listado de temas que es interesante analizar es largo, pero sin duda uno de los sectores que concita la mayor atención es el energético, especialmente en lo que respecta a la generación de energía. Y la revisión de 2013 viene a confirmar una tendencia que comenzó a gestarse en 2010: la importancia que tiene la energía térmica en nuestra matriz energética.
Las cifras hablan por sí mismas. La participación de la energía térmica en la matriz de generación del Sistema Interconectado Central (SIC) alcanzó el año que recién terminó su máximo histórico al representar el 60,6% del total de la principal red eléctrica del país.
Esta tendencia partió en 2010 cuando este tipo de generación alcanzó el 49,95% de la matriz, pasando por primera vez en la historia a la energía hidroeléctrica. La cifra fue creciendo con los años: en 2011 la termoelectricidad representó el 54,73% de la generación eléctrica del SIC; y en 2012, saltó al 58,18%.
Hoy, cuando hacemos el balance de 2013 nos damos cuenta que la hegemonía de la generación térmica sigue avanzando, dejando a la hidráulica con apenas un 38,4% del mix. Este nivel es el más bajo del que se tenga registro.
Esto evidencia que el sistema ha cambiado producto de las condiciones de sequía en el país, cada vez más frecuentes, así como por la dificultad que implica para los inversionistas construir un proyecto hidroeléctrico. De hecho, en los últimos cuatro años sólo se inyectaron al sistema 448 MW, todos ellos en centrales de pasada.