A un mes de que empiece a regir en el país una debatida reforma al Código del Trabajo aparece como clave y necesaria la tarea de difusión que puedan realizar sobre el tema organizaciones empresariales, sindicales e, incluso, la misma autoridad.
Dado el ambiente de bajo crecimiento de la actividad y de
desánimo a nivel de los hombres de negocios y consumidores que se ha tendido a imponer en el último año, nuevas fuentes de incertidumbre bien pueden convertirse en otro tropezón para la economía y, en suma, para el bienestar de la población.
De hecho, ya se han visto problemas en el marco de procesos de negociación colectiva que han iniciado varias empresas, las que no han logrado concordar con sus sindicatos lo que serán los servicios mínimos en caso de enfrentar una huelga legal.
De hecho, en el caso de minera Escondida la definición tensó la posición de las partes y los tribunales fueron llamados a pronunciarse sobre la materia.
Y aunque esta semana la misma ministra del Trabajo, Alejandra Krauss, relativizó las diferencias asumiendo que son parte del tira y afloja que se da entre las partes, es un riesgo latente que las posiciones se sigan extremando.