Han pasado casi dos años y medio desde la primera gran taper tantrum, o “pataleta del ajuste” como se bautizó a la histérica reacción de los mercados cuando el entonces presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, dio la primera señal de que la política monetaria ultra expansiva iba a comenzar a revertirse, al recortar uno de sus programas de masivas compras de bonos.
Ahora, existe casi total consenso de que el banco central de EEUU anunciará esta semana su primera alza de tasas en casi una década, con 80% de los inversionistas esperando un incremento, según la apuesta implícita en la tasa de los fondos federales.
Pero aparte de eso, los economistas no están de acuerdo en casi nada más, y las dudas sobre el efecto que tendrá la medida siguen poniendo nerviosos a los mercados.
Mientras muchos expertos señalan que el alza ya fue incorporada a precios y no habrá más turbulencia, en los días previos a la decisión del miércoles han vuelto a aumentar las voces que advierten que la recuperación de la economía aún es frágil, y que el alza de los tipos la hará tropezar. Si esto ocurre, la Fed se podría ver obligada a volver a bajar las tasas a pocos meses de su primera alza.