Uno de los elementos de análisis más relevantes para los bancos centrales y la política fiscal razonada, es el concepto de la "brecha" entre el Producto Interno Bruto (PIB) efectivamente observado, y el PIB tendencial o de mediano plazo, que correspondería a aquel de un año normal, abstrayéndose del ciclo expansivo o recesivo que se vive.
En el debate de política monetaria, es habitual escuchar que "existe espacio" para una política más expansiva cuando la "brecha" es grande -PIB efectivo muy menor al tendencial-, pues los riesgos inflacionarios –gran y correcta preocupación de los bancos centrales- estarían más acotados y por lo tanto reducir la Tasa de Política Monetaria (TPM) por debajo de un nivel considerado neutral, sería menos riesgoso y potencialmente beneficioso. El problema es determinar este PIB tendencial, que no es observable. Si la estimación es incorrecta, entonces la "brecha" y las decisiones de política también lo serán. Como en Chile tenemos una regla explícita que orienta la política fiscal, la Dipres año a año convoca al Comité Consultivo del PIB tendencial, selecto grupo de expertos quienes determinan el PIB tendencial. Por su parte, el Banco Central tiene un equipo de altísimo nivel académico avocado a esta tarea. Ambas entidades lo ubican entre un 4,0% y un 4,5%.
En el último tiempo se ha sugerido que tal vez el PIB tendencial haya cambiado, y que un crecimiento en torno al 3,0% -3,5% sería una estimación más razonable. De ser cierto, las políticas expansivas -monetarias y fiscales- hoy en la práctica serían poco efectivas y podrían llevar a una inflación más persistente. Lo que sí es claro es que la aprobación del actual proyecto de Reforma Laboral muy probablemente se sumaría a la Reforma Tributaria como un elemento más en esta reducción de la tasa de crecimiento de tendencia de la economía, lo que las autoridades no deben ignorar.