Los inversionistas y los mercados normalmente siguen con mucha atención cualquier señal que pueda emanar de la Reserva Federal.
Sin embargo, la reunión del banco central de Estados Unidos, este miércoles, será vigilada con una atención casi compulsiva. Desde que el presidente de la Fed, Ben Bernanke, admitió a fines de mayo que podría comenzar a revertir el plan de estímulo en los próximos meses, los mercados se han obsesionado con esta posibilidad.
Con la economía mundial inundada en una liquidez históricamente alta, cuando finalmente la Fed comience a reducir las compras de bonos habrá billones de dólares compitiendo por salir de ciertos mercados, y nadie querrá ser el último en llegar a la puerta. En consecuencia, el ajuste ya ha comenzado.
Cualquier indicio de la Fed de que la recuperación de la economía de Estados Unidos se está consolidando sólo contribuirá a acelerar la carrera. Y hay que tener presente que dentro del organismo, los miembros del comité están divididos, con algunos de los gobernadores seriamente preocupados de que las tasas de interés en un mínimo récord estén comenzando a elevar el peligro de que estalle una burbuja en el mercado de bonos.