La seguidilla de cifras que hemos conocido en las últimas semanas, no solo han venido a corroborar el progresivo deterioro de las finanzas públicas, sino la urgente necesidad de tomar medidas correctivas para retomar el cumplimiento de las metas fiscales.
El último llamado de atención lo realizó este jueves el Consejo Fiscal Autónomo (CFA), que en un duro informe señaló que el déficit estructural de 3,2% del Producto Interno Bruto (PIB) de 2024 es “un desvío de magnitud extraordinaria para un año sin crisis”, lo que –a su juicio- dificulta la convergencia hacia un balance estructural de equilibrio que permita estabilizar la deuda bruta, y es una señal “desfavorable” sobre el compromiso o la capacidad del Gobierno para cumplir las metas fiscales.
“Solo queda aguardar hasta abril, mes en que Hacienda anunciará las acciones correctivas para enfrentar el déficit estructural”.
Frente a este escenario el organismo realizó una serie de recomendaciones. Lo central, es que Hacienda presente a la brevedad medidas adicionales de ajuste de gasto para este año, que el consejo estimó inicialmente en unos US$ 1.554 millones, cifra muy superior a los US$ 635 millones anunciados por la Dirección de Presupuestos (Dipres), a quien de paso instó a “monitorear las proyecciones y realizar oportunamente los ajustes de gasto necesarios para el cumplimiento de la meta del balance estructural”.
Es decir, pide un verdadero plan de recortes del gasto público, junto a una optimización de los modelos de proyección de ingresos por parte de la Dipres, que están en el foco de las críticas por los constantes errores de cálculos en cuanto a la sobreestimación de ingresos y ajustes insuficientes.
Como si eso fuera poco, en las últimas horas se instaló otro ingrediente: las críticas a la poca transparencia que habría respecto de los criterios para realizar transacciones financieras o traspasos de activos, como sucedió con las platas de Corfo.
En suma, a estas alturas también está en juego la credibilidad de la política fiscal. Ese es –quizá- el principal desafío de Marcel & Cia para los meses que vienen, sobre todo en medio de la presión por el gasto que habrá ad portas de la próxima elección presidencial, donde difícilmente habrá espacio para recortes significativos.
La otra vía es crecer, tal como lo dijo la semana pasada la vocera subrogante, Aisén Etcheverry. El tema ahí es la poca convicción y coherencia que se ve en los distintos estamentos del Gobierno para avanzar en medidas concretas y superar los escollos que tiene el mundo privado para impulsar proyectos de inversión que realmente hagan la diferencia y empujen la actividad.
Mientras tanto, solo queda aguardar hasta abril, mes en que Hacienda dará a conocer el Informe de Finanzas Públicas del primer trimestre y donde la cartera anunciará las acciones correctivas para enfrentar el déficit estructural. Solo ahí sabremos con exactitud hasta qué punto llega el real compromiso del Ejecutivo con las metas fiscales.