Una mayoría de los economistas ha anticipado que el Indicador Mensual de Actividad Económica (Imacec) de noviembre de 2014, que dará a conocer el Banco Central esta mañana, debiera tender a mantener la debilidad de los meses precedentes, en un año marcado por la persistente desaceleración en los distintos sectores productivos, un desplome de la inversión y un clima de negocios marcado por la incertidumbre en medio de la serie de profundas reformas en que se ha embarcado el actual gobierno.
En efecto, según informó el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) la semana pasada, el Índice de Producción Industrial (IPI) registró una baja interanual de 3% en noviembre. En ese período, la producción minera y manufacturera registraron retrocesos de 5,5% y 1,1%, respectivamente, mientras que el rubro electricidad, gas y agua avanzó 3,4% en el período. Las contracciones fueron además parcialmente compensadas por los leves avances de las ventas del retail (0,4%) y de supermercados (3,8%).
En instantes en que la discusión sobre el momento del "punto de inflexión" del actual ciclo económico nacional -el peor desde la crisis subprime de 2008-2009- parece cada vez más difusa y más bien hay consenso en que el primer semestre del año que se acaba de iniciar aún mantendría números débiles, vuelve a tomar urgencia que el gobierno dé pasos concretos para devolver optimismo a todos los agentes del sector privado y retomar las confianzas con el mundo del emprendimiento, una tarea que por cierto parece pendiente como ha quedado demostrado con la presentación de una reforma laboral que ha causado malestar en el empresariado pese a los encuentros que tuvo con el Ejecutivo.