Dos hechos se sumaron ayer para corroborar que la economía chilena definitivamente se prepara para un cambio de velocidad en materia de crecimiento en los próximos meses. Por una parte, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ajustó a la baja sus expectativas de expansión del Producto Interno Bruto (PIB) del país para este año; mientras que en el plano local, Cochilco recortó sus estimaciones para el rumbo del precio promedio del cobre.
En el primer caso, el FMI redujo tres décimas su pronóstico para el PIB de este ejercicio, por lo que ahora prevé una variación de 4,6%. Esta cifra, que es coherente con lo expuesto por el Banco Central hace una semana y con los mismos números que se barajan a nivel privado, obedecería a un escenario de menor bonanza en la cotización del metal rojo, el principal producto de exportación chileno y, en forma paralela, la mayor fuente de recursos para las arcas fiscales.
En efecto, los cálculos de Cochilco apuntan a valores del cobre entre US$ 3,24 y US$ 3,30 la libra para este año y de US$ 3,10 a US$ 3,20 para 2014. Estos rangos se comparan con estimaciones previas de
US$ 3,57 y US$ 3,32.
Si bien no se trata de un cambio drástico, el ajuste representa otra señal más de que probablemente el país ya vio el mejor momento para la cotización del commodity. China, nuestro más relevante consumidor, está moderando su crecimiento y el resto del mundo -por ahora- no parece con la fuerza para sustituirlo.
Un Chile menos dinámico, por lo tanto, obliga a ser más prudente desde el punto de vista fiscal y también responsable y creativo para velar porque la sugerida desaceleración no se convierta en un brusco freno.