El costo de las confianzas dañadas

El reciente caso de colusión en el rubro del papel denunciado por las autoridades que cautelan la libre competencia y que ha sido admitido por los involucrados por la vía de la delación compensada, sigue teniendo profundas repercusiones en el ambiente nacional, las que van desde el evidente revuelo político, social y gremial, hasta una amplia gama de consecuencias jurídicas y económicas, que asoman para los involucrados conforme progresan los acontecimientos.

En efecto, a medida que emergen nuevos antecedentes en torno al caso y que los distintos afectados activan acciones (la mayoría de ellas con implicancias juciciales), también ha comenzado a decantar que este episodio acarreará un enorme costo difícil de cuantificar y que es propio de sociedades en donde la confianza ha sido menoscabada.

Más allá de algunas lecturas positivas que puedan hacerse en torno a este caso (por ejemplo, que las instituciones han funcionado), hay una consecuencia ineludible y que supondrá un nuevo golpe al clima político, económico y social. En un país en donde los poderes tradicionales se han desvalorizado ante los ciudadanos, el funcionamiento de las instituciones progresa en forma trabada, ineficiente y onerosa.

En sociedades donde lo que impera es la desconfianza, es mucho más complejo alcanzar acuerdos y construir alianzas, es más difícil hacer decisiones y es más caro, entre otras cosas, hacer negocios. El círculo vivioso que suele desatarse en entornos de este tipo puede tener alcances muy delicados y solucionarlos requiere muchas veces de medidas enérgicas y altura de miras de quienes tienen la responsabilidad de liderar.