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Alto contrasteUn reciente estudio aplicado por una firma consultora a las líneas ejecutivas y directivas de empresas locales y externas constató un evidente clima de cautela y una alta disposición a enfrentar el actual momento de mayor incertidumbre y menor actividad con acciones administrativas encaminadas a contener costos.
Según pudieron percibir los autores del informe, esta disposición también se manifiesta en los criterios aplicables a las decisiones de inversión, las que más que orientarse a la búsqueda de nuevos o mayores niveles de ingresos, se enfocarán a mejorar márgenes, cuestión que en otras encuestas también ha estado presente, cuando los ejecutivos de empresas han dicho que sus estrategias de inversión en estos años han estado dirigidas especialmente a la “mantención” de las operaciones más que al crecimiento.
El compás de espera ha sido y sigue siendo la tónica en el mundo corporativo, el cual lleva años esperando (y al parecer deberá seguir esperando otro tanto) porque decanten en definiciones claras las reglas del juego con que deben desenvolverse.
En este sentido, lo que los responsables de las políticas públicas no han sabido dimensionar adecuadamente es que ya por demasiado tiempo la toma de decisiones de los agentes económicos en el país ha debido batallar con un número de incógnitas que van mucho más allá de las que el día a día del mundo de los negocios les impone. Cambios, y a poco andar cambios sobre los cambios, en materias tan decisivas como los entornos tributario y laboral se cuentan sin lugar a dudas entre las explicaciones de este estado cosas en el clima de negocios.
