Editorial

Cuentas fiscales y clasificadoras de riesgo

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El bajo crecimiento que se prevé para el país este año por la caída en el precio del cobre, junto a niveles de inversión y de confianza en los negocios otra vez estancados, están provocando un deterioro en las cuentas fiscales que ya está en la mira de las agencias internacionales que miden el riesgo soberano.

La clasificadora Moody’s tiene asignada a Chile una calificación de Aa3 con perspectiva estable, pero en su último informe ha expresado su preocupación por los altos niveles de deuda que podría alcanzar la economía ante la menor expansión del PIB que anticipa para 2016. La entidad proyecta que el déficit fiscal del país se elevará a 3% y que la deuda pública llegará a su mayor nivel en dos décadas, a cerca de 20% del PIB. Para Moody’s, el alza en el endeudamiento soberano es el principal riesgo que enfrenta el país e incluso advierte que podría derivar en un cambio en la perspectiva de su clasificación.

Fitch Ratings tiene una mirada menos pesimista. No anticipa un empeoramiento significativo en los indicadores y aunque admite que un escenario externo más difícil presenta desafíos para una economía abierta como la chilena, estima que los colchones económicos que ha instaurado en los últimos años dan tiempo para un ajuste gradual a la nueva realidad.

Cuentas públicas sanas y equilibradas han sido por años un activo de la economía chilena y han sido resguardadas con celo por las distintas administraciones que han dirigido la política fiscal. Poner atención a las advertencias que provienen de agencias internacionales y mantener la disciplina en las finanzas públicas son una exigencia clave en períodos de alta incertidumbre como el actual.

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