Muchas veces se ha escuchado que el crecimiento económico es el mejor camino para lograr una mejoría en la calidad de vida del ciudadano promedio, pero que no necesariamente resuelve los problemas en distribución del ingreso. De hecho, un slogan insistentemente repetido últimamente es que efectivamente el país ha crecido, pero que ese proceso ha beneficiado especialmente a los que más tienen. Los resultados de la Nueva Encuesta Suplementaria de Ingresos (NESI) que se elabora a partir de la Encuesta de Empleo del INE, evidencian claramente que eso no ha sido así. El crecimiento de estos años ha beneficiado en mayor proporción a los deciles inferiores de ingreso, y adicionalmente la política social del gobierno ha contribuido a profundizar ese resultado. Esta conclusión se puede obtener de los resultados de la NESI 2011 y 2012, que muestra una caída en la participación del ingreso del decil superior, junto con un aumento de la participación de los percentiles inferiores. El resultado se explica en un grado importante por los ingresos del trabajo, y por ende, por el dinamismo del mercado laboral, sustentado en el fuerte crecimiento de la inversión. Es así como en esos dos años, los ingresos ocupacionales del 30% más pobre aumentaron un 24% real, los del 40% intermedio un 21% y los del 30% más rico, un 19%. Esta mejoría en la distribución es aún más acentuada cuando se incorporan las transferencias del Estado.
En definitiva, la combinación de un gran dinamismo de la inversión y una política social focalizada ha permitido que en estos años se haya logrado el objetivo de crecimiento con equidad.