No hay duda que nuestro país está envejeciendo; sin embargo, la profundidad de este proceso y las implicancias que tiene son poco visibles en la discusión pública, lo que resulta preocupante. Algunos datos de la encuesta de empleo del INE permiten ver los efectos que este fenómeno tiene en el mercado laboral, siendo una de las razones que explica una tasa de desempleo estable, en un contexto de una actividad prácticamente estancada.
Comparando el último trimestre móvil noviembre – enero con igual período del año anterior, la población total aumenta en 217 mil personas, y aquella económicamente activa (mayor de 15 años) en 235 mil, es decir los menores de 15 años disminuyen. En contraste, la población mayor de 60 años aumenta en 230 mil (54% mujeres), superando el aumento total, y explicando la casi totalidad del crecimiento de la población en edad de trabajar. Por otra parte, el segmento etario entre 15 y 39 años cae en 44 mil personas. Este cambio en la estructura demográfica genera un crecimiento más lento de la oferta laboral, ya que parte del aumento de población adulta mayor pasa a la categoría de inactivo, que aumenta en 122 mil personas, lo que explica en parte la mantención de un bajo desempleo, a pesar de un menor crecimiento de la ocupación.
Los desafíos de política pública son múltiples, siendo el más importante prolongar la vida activa de los adultos mayores, no sólo para mejorar su situación de ingresos, sino para satisfacer la demanda de trabajo, y mantener el crecimiento económico. Las empresas además deben adaptar las políticas de recursos humanos hacia mayores segmentos etarios.