Una nueva etapa inauguró la semana pasada la carrera hacia La Moneda. De acuerdo a lo previsto, el expresidente de la República, Sebastián Piñera, oficializó su interés de buscar un segundo período a la cabeza del país, mientras el exmandatario y ya pre candidato Ricardo Lagos presentó las bases de su programa y el grupo de personalidades que lo acompañará.
Uno de los puntos en común fue el anuncio de cada una de las partes de hacer modificaciones a la reforma tributaria en marcha. Mientras Lagos habló de perfeccionamientos, Piñera fue más allá y apuntó a “reformar” lo hecho por la administración actual.
De seguir los otros postulantes a la presidencia la misma línea, es evidente que el sistema tributario enfrentará nuevos ajustes en el próximo gobierno.
La duda es si estos cambios se sustentarán en un amplio y transversal consenso, ya sea de carácter técnico o político o los dos -ausente en este período de Michelle Bachelet-, de tal forma de evitar que el país sea sometido a un zigzag de decisiones, con lógicos efectos económicos.
No sólo basta la convicción para hacer reformas, también se requiere un buen trabajo para dimensionar los alcances, plazos y los apoyos que le darán certidumbre al país.