La necesidad de más I+D para la salmonicultura en Chile se ha impuesto como una prioridad. Si bien ha habido numerosas experiencias exitosas, en la mayoría de los casos esta relación no ha dado los frutos esperados. Lo anterior porque no se logró aumentar la competitividad mediante la aplicación de investigación científica o tecnológica. Son estas experiencias y la desconfianza entre ambos sectores, los que impiden que la I+D contribuya a que la salmonicultura se transforme en un pilar de la sociedad del conocimiento que el país busca como camino al desarrollo.
En este contexto, es urgente establecer un nuevo trato social entre el sector científico y el sector empresarial. Éste, se refiere a la forma en que los científicos y empresarios deben establecer sus relaciones, expectativas, objetivos y acuerdos. Los científicos, por un lado, deben aportar a la salmonicultura para contribuir así a reducir sus impactos negativos y a potenciar todos los positivos. Los empresarios, por su parte, deben entender que gracias a la I+D la sociedad y la economía han logrado avanzar hacia el futuro.
En la práctica, la pregunta científica que los empresarios necesitan responder debe ser acotada a la oportunidad que se quiere aprovechar o al problema que se necesita resolver. Los investigadores deben aceptar que se pueden obtener distintas respuestas con diferentes plazos. Los empresarios por su parte, deben contribuir al desarrollo de las posibles respuestas, aceptando que no siempre será la esperada y que el resultado que se obtenga dará origen a nuevas interrogantes. Quienes lleven la investigación deberán consentir que estas nuevas preguntas no tendrán una respuesta y que el conocimiento generado puede servir al propósito empresarial que se busca si es de calidad. Este último punto tiene mucha importancia, pues el nuevo trato social ciencia-empresa se verá favorecido si la “calidad” del trabajo es acordada junto con la definición, por un lado, y la aceptación, por otro, de la pregunta específica en torno a la que se trabajará.
Si bien la salmonicultura está próxima a cumplir 30 años como actividad económica en Chile, este plazo no ha sido suficiente para incorporar la I+D como un elemento. Los últimos episodios vividos siguen evidenciando la necesidad de generar más y mejor conocimiento en forma permanente. Para lograr esto, es urgente establecer un nuevo trato social ciencia-empresa que considere los aspectos antes señalados como pilares fundamentales en la construcción de esta relación.