Un desastre en Juan Fernández
Durante el tsunami del 27F navegaba a vela frente el archipiélago de Juan Fernández. Cuando intenté comunicarme, nadie contestó...
Durante el tsunami del 27F navegaba a vela frente el archipiélago de Juan Fernández. Cuando intenté comunicarme, nadie contestó. Luego apareció un avión naval de reconocimiento. No informó nada, ni del caos que ocurría en la isla o en el continente, sólo ordenó “evacuar”. Navegué 1.400 millas directo desde Puerto Montt, vía Juan Fernández, sin poder reabastecer, por días hasta Algarrobo. Me enteré después que el gobierno no quería pánico, por lo cual cerró todas las comunicaciones. Una irresponsabilidad hacia los habitantes de Juan Fernández que pudieron salvar muchas vidas, si les hubiesen dado aviso oportuno.
Lamentablemente, hoy después del 27F un nuevo desastre ocurre en el mismo lugar, con un accidente aéreo que pudo evitarse, producto de la mala decisión de la autoridad que permitió el zarpe de un avión militar hacia la isla en un clima adverso. Todos quienes conocemos la isla, sabemos que tiene vientos traicioneros, con fuertes ráfagas tipo Venturi de hasta 60 nudos y con una pista muy corta y peligrosa con acantilados. Una navegación por mar o por aire al archipiélago requiere de un detallado plan de navegación, así como de comunicación y autorización de zarpe adecuada, considerando un puerto alternativo, en este caso el continente.
No logro entender, cómo se permitió zarpar a un avión de la FACh a la isla sin verificar la meteorología o rectificar su plan de vuelo en la medida del acercamiento. Existía la opción de retornar al continente, ya que el Casa 212 tiene autonomía de 1.126 millas, sobrado en esta ruta de 360 millas. No debieron autorizar las dobles maniobras forzadas bajo esas condiciones de tiempo. También es increíble que el puerto y el aeródromo se mantuvieran abiertos, considerando que no existían los mínimos estándares de seguridad en condiciones de temporal de viento. Lamentablemente, aquí hay una responsabilidad superior. Además, cómo dejan viajar a 21 pasajeros con un piloto con poca experiencia en esta ruta tan difícil y sin los elementos de seguridad como salvavidas, balsas, radios de alto alcance, balizas y otros. Lo que es irreparable es la desaparición de valiosas personas que perdieron su vida por Chile. Todos ellos confiados en la FACh y en la Marina que gobierna la Isla de Juan Fernández, se embarcaron con mucho espíritu, sin saber la violenta maniobra que realizaría la joven piloto frente a una ráfaga de viento ante los acantilados de la isla. Se mostró gran coordinación del Estado a la hora de iniciar la operación “búsqueda y rescate”, sin escatimar en el material militar disponible y con el mejor equipo humano para rastrear con alta tecnología los restos del avión siniestrado. Se debería invertir en infraestructura en la isla y en otros lugares estratégicos del país, con pequeñas torres de control bien equipadas, con pistas sólidas, así como de una coordinación FACh-Armada en la navegación. Así accidentes como los del 27F y del Casa 212 en territorios concurridos pero apartados de Chile se podrían haber evitado.
El lamentable siniestro de la FACh resultó en la pérdida de 21 pasajeros, entre ellos Felipe Cubillos, un gran amigo, navegante y emprendedor de Chile, a quien estoy seguro todos lo extrañaremos para siempre.