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Si en verdad quieren integrar…

Entre todas las consignas que ha logrado instalar el...

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Entre todas las consignas que ha logrado instalar el movimiento estudiantil, hay una que está en la raíz de sus demandas: la segregación social que genera nuestro sistema educacional. Para el movimiento la solución a este problema consiste en alcanzar una igualdad absoluta en el sistema educacional, esa sería la única vía para integrar a los chilenos.



Por eso exigen una educación pública, gratuita y de calidad. Pública para establecer igualdad absoluta en quien educa (el Estado) y en cómo se educa. Gratuita para que exista igualdad absoluta en el acceso.

Bienes como la libertad y la justicia podrían perfectamente ser sacrificados para terminar con la educación de “guetos” y construir una sociedad en donde “nos veamos las caras”.

¿Qué importa si la educación pública termina con la libertad de enseñanza y que la gratuidad sea una medida regresiva, si lo que está en juego es integrar, por fin, a los chilenos? Sin embargo, no basta decir que se están sacrificando algunas cosas valiosas para desarticular el discurso de la igualdad absoluta como el camino para terminar con la segregación. Hace falta mostrar que la igualdad que se pretende alcanzar no conduce a una sociedad integrada. A lo más nos permitirá alcanzar una sociedad “igualada”, donde la segregación social es remplazada por la igualación estatal.

Integrar supone asumir las diferencias. Supone personas distintas y con visiones diversas, pero que respetan esas diferencias y pueden vivir en comunidad y amistad entre sí. Por eso el problema que el movimiento quiere solucionar es cultural y no político. Que sea cultural no quiere decir que sea un problema ante el que la política deba guardar silencio. No. Sólo implica que quienes quieran solucionarlo desde la política deben entender que su aporte será parcial.

El mejor camino para combatir la segregación que genera nuestro sistema educacional es la promoción de una sociedad de oportunidades. Para decirlo en fácil: donde la razón para que a alguien le vaya bien sea su propio esfuerzo y donde a los que les fue mal no les falten oportunidades para recuperarse. Ese es el camino para terminar con los “guetos” o lo que en clave marxista Fukuyama llamó: la sociedad sin clases.

Esto sólo se logra con un sistema educacional justo y que crea en las personas. Justo porque entrega ayuda a los que la necesitan y le exige a los que pueden pagar. Que cree en las personas porque cree en su libertad y valora el aporte que cada uno hace al bien común.

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