Política y teoría de juegos
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Rafael Mies
"Esta situación no da para más".
Esta es una expresión recurrente que la mayoría de los lectores debe estar escuchando con más frecuencia cada día que pasa.
Otra frase igualmente extendida es: "sinceremos de una vez por toda estas prácticas irregulares" las cuales, si bien eran aceptadas por muchos como vías normales de financiamiento de la política, de un día para otro (gracias a las demandas interpuestas por el propio SII) se convirtieron en un tipo penal merecedor de la aplicación de todo el rigor de la ley. Si bien "sincerar" o transparentar todo parece la mejor de las salidas, su ejecución no es tan fácil. El senador Moreira se anticipó al resto con esta estrategia y trató de hacer públicos sus "errores". Como era de esperar el fiscal nacional no demoró mucho en hacerle ver que no se trataba de "errores" sino de "delitos". Resultado: hoy igualmente será formalizado y lo más probable es que deberá enfrentar los tribunales con cargos penales concretos.
Dada la mala experiencia de la estrategia de "confesar", el resto de los implicados en eventuales delitos tributarios o de cohecho está frente al clásico problema económico y la teoría de juegos conocido como el "dilema del prisionero". El fiscal nacional desea hacer confesar a todos lo máximo que se pueda. Esto queda muy claro con la lista de imputados e interrogatorios de la fiscalía. Sin embargo, si nadie colabora con la investigación, la posibilidad de que todos salgan sin condena aumenta. Al mejor estilo del clásico dilema del prisionero y "Fuente Ovejuna".
Para un liberal puro, el ser humano siempre tratará de maximizar su conveniencia sin importarle el resultado de los otros involucrados. "Si yo confieso me llevo todo el beneficio de la delación compensada, aunque esté convencido que mientras los otros no confiesen, no existen pruebas suficientes para condenar a ninguno". No resulta difícil suponer que la fiscalía ha ofrecido a cada sospechoso mismo trato, por lo que desde una perspectiva puramente egoísta si nadie delataba al resto, estaban todos en el mejor mundo de "Fuente Ovejuna".
Sin embargo, después de tres días de declaración del señor Martelli, el escenario cambio radicalmente. Ahora lo más probable es que veremos, como hemos estado viendo estos días, una serie de confesiones y declaraciones públicas tratando de conseguir al máximo una rebaja de penas y una menor sanción pública.
Desde esta perspectiva, confesar se ha convertido en la estrategia dominante para todos los jugadores, en línea con la teoría de juegos.
Ahora bien, el punto clave no es entender las estrategias de los involucrados para reducir las penas, sino el triste espectáculo que se está dando en la clase política. El nivel de descrédito y farandulización de las instituciones personales y colectivas es realmente patético. Es responsabilidad de todos los Poderes del Estado trabajar en conjunto y encontrar pronto una vía de solución concreta a esta larga agonía que enfrenta la clase política. Ofrecer un camino expedito de salida a la actual judicialización de todos los problemas es fundamental si queremos seguir creyendo y hacer creer al mundo que en Chile "las instituciones funcionan".