Morir con las botas puestas
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Rafael Mies
"Morir con las botas puestas" representa, entre muchas cosas, no cambiar de postura aunque esto signifique terminar por destruir todo aquello que se quiere salvaguardar.
Esta parece ser la estratégica adoptada por la mayoría para enfrentar la crisis derivada de las faltas a la ética o eventuales delitos tributarios. Además, ya estamos cansados del mantra "dejemos que las instituciones funcionen", que solo agravan la actual situación de falta de credibilidad.
Como no hay nada nuevo bajo el sol, el discurso público de los actuales "incumbentes" parece cada vez más inspirado en los 11 principios de la mentira de Joseph Goebbels, el eficaz comunicador Nazi recordado por la frase: "miente, miente que algo queda".
Solo haciendo mención a algunos de ellos (vale la pena revisarlos todos) quería destacar:
En primer lugar el principio de simplificación, por el cual lo bueno o malo, éticamente hablando, se reduce a una sola cosa o circunstancia, dejando de lado completamente el sentido común. Por ejemplo: el acto es moralmente bueno si se logra mostrar algún comprobante que acredite que hubo cierto tipo de trabajo como contraprestación a los dineros recibidos; esto sin importar ni que tipo ni qué fin tenía ese trabajo.
La simplificación atenta contra la inteligencia y el sentido común. Cuando el que entrega los dineros, se reconoce como un "operador político" y el que emite un comprobante lo respalda con un trabajo que no tiene valor intrínseco alguno, es natural que la gente se sienta doblemente engañada.
Un segundo principio, importante para Goebbels, es el de la superposición. Esta consiste básicamente en "si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan".
Es difícil imaginar que la convocatoria a un proceso de "cambio constitucional" era algo natural a estas alturas del partido. Por el contrario, distrajo eficazmente el fondo de la crisis moviendo el eje a un lugar muy distinto al de los problemas reales. Los que se dieron cuenta de esta estrategia rápidamente señalaron que se trata de una "cortina de humo" que se ponía sobre el principal asunto que es la corrupción del aparato público.
Por último recordar el famoso principio de "orquestación". Goebbles señalaba que el discurso debe ceñirse a una única idea madre y esta debe repetirse sin cesar. De este principio viene su famosa frase: "Si una mentira se repite lo suficiente, acaba por convertirse en verdad".
Hoy, evidentemente tenemos un problema de credibilidad institucional importante, pero si uno escucha a todos los referentes políticos decir: "dejemos funcionar a las instituciones", es probable que la situación se termine arreglando por la vía administrativa, por falaces que sean sus argumentos.
Podemos apreciar entonces que la estrategia de "morir con las botas puestas" no está siendo eficaz. Se requiere de verdad un grupo importante de personajes públicos, dando un paso al lado, y reconociendo sus errores. Sin duda, esta es una vía dolorosa pero muy sanadora para todos aquellos involucrados. Al final, la mentira no paga, sino pregúntele a Goebbels.