Me propuse decirle buenas palabras a los papás, que celebran su día el próximo Domingo. Lo digo, porque tendemos a maltratarlos un poco. Muchos se sienten sobre exigidos, mal comprendidos. Muchos ponen su mejor empeño, pero se sienten frustrados ante tanta exigencia. La verdad, educar hoy es más difícil que hasta hace unos lustros. Muchas fuerzas centrípetas se coluden contra la estabilidad y unidad familiar. No es fácil hacer familia, sobre todo con hijos adolescentes. Y una parte importante de esta tarea recae en los padres. Y quiero aquí aplaudir y alentar su inestimable tarea. Todo lo que digamos sobre la labor del padre es poco. La figura del papá es norte, faro, roca, fuente y luz de una familia. No se trata de que hable, ni de que pontifique, ni de que de cátedra de nada. Es más. Quizá lo mejor es su silencio prudente, su cercanía-lejanía; de pocas pero certeras palabras.
No es fácil ese justo equilibrio. Supone paciencia, sabiduría, confianza y fortaleza. Por lo mismo, hay que apoyar la labor de los padres. La ausencia o presencia paterna determinan el grado de cohesión social de una sociedad. Faltan padres, lo sabemos. Chile tiene el triste record de ser uno de los países con mayor tasa de nacimientos fuera del marco legal, donde la responsabilidad sobre los hijos recae en buena parte en las madres, una tía o abuela. Más que hablar de familias “monoparentales” debemos hablar de “monomaternales” o “monoabuelanes” ya que es esto lo que más abunda.
“No puedo pensar en ninguna necesidad en la infancia tan fuerte como la necesidad de la protección de un padre” dice Freud. “Tener hijos no lo convierte a uno en padre, del mismo modo en que tener un piano no lo vuelve pianista” leo de un escritor americano. Esto de ser padre es tarea de todos los días. Supone empeño, dedicación, mucha voluntad. El amor hay que renovarlo, reencantarlo. El amor no es una mera pasión: es decisión constante y consciente. “Un buen padre vale por cien maestros” dice un viejo refrán. Con el padre comienza la renovación y calidad de la educación.
Felicito a los papás que se han tomado en serio su tarea: responsables, dedicados, cariñosos, proactivos. Ocurrentes para sortear dificultades y optimistas ante los escollos. Su familia será su mejor empresa, trabajo y fin de vida; su mejor legado a su propia familia y sociedad. Como imagen de padre tenemos al Buen Pastor y, junto a él, a San José, custodio y padre en la tierra de Jesús. Un papá que tiene a Dios como referente, compañía, seguro y aliento, no fallará en su tarea ¡Gracias y bendiciones!