Proyecto zonas extremas: ¿Es la solución para Arica?
El conflicto en Aysén, las posteriores movilizaciones en Calama...
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El conflicto en Aysén, las posteriores movilizaciones en Calama y las potenciales demandas que se visualizan en otras regiones debiesen llevar a las autoridades a considerar seriamente que el desarrollo regional es un tema que deberá ser abordado con mayor seriedad y urgencia que lo efectuado hasta ahora. En este contexto, la promulgación del proyecto de Ley de Zonas Extremas es una de las tareas pendientes. Éste está orientado a dar dinamismo adicional a estas zonas, especialmente al complicado escenario que vive Arica. El analizar el impacto de este proyecto en la región de Arica puede ayudar a clarificar si este proyecto será la vía que solucionará las demandas económicas de estas zonas. Entre sus principales medidas, el proyecto contempla una bonificación a la mano de obra; un crédito tributario a la inversión; una bonificación a la inversión y la devolución del IVA a los turistas extranjeros.
En lo fundamental, casi la totalidad de las medidas están disponibles. La pregunta que uno se hace es por qué no han funcionado. El gobierno postula que el actual marco no da estabilidad a los inversionistas, ya que las medidas de incentivos tributarios y de costo deben en su mayoría ser renovadas año a año. Para esto, propone mantenerlas vigentes hasta 2025. Adicionalmente, se postula que la baja efectividad de las medidas vigentes se debería, por una parte, a que las empresas de la región son pequeñas y, por tanto, afectas a restricciones de liquidez y, por otra, los proyectos factibles de realizar en la región también son pequeños. Para tal efecto, el gobierno propone disminuir los montos de las inversiones factibles de acogerse a estos beneficios.
Si bien los cambios propuestos por el Ejecutivo van en la dirección correcta y, en general, debiesen tender a facilitar la evaluación de los proyectos de inversión, estimo que la situación de la región de Arica y Parinacota es particular, lo que hace dudar respecto a la efectividad por si sola de estas medidas. En efecto, las medidas implementadas en la región en los últimos 20 años han supuesto que colocar ciertos incentivos tributarios y de costo solucionará el problema de bajo crecimiento que exhibe esta región, por cuanto estos incentivarán la inversión. La evidencia indica que este enfoque ha fallado. En particular, el incentivo a la mano de obra que existe en la región y que se propone mantener hasta 2025, es relevante como incentivo sólo en la medida que exista una demanda que sostenga una actividad industrial o agrícola de cierto tamaño. El solo hecho de colocar el incentivo no va a generar que se desarrollen estas actividades, a menos que el incentivo sea tan grande, que sumado a los beneficios tributarios a la inversión, más que compensen los costos de transporte de trasladar los bienes hacia los centros de consumo, por ejemplo hacia el centro y sur del país.
Un antecedente que la propuesta del gobierno no considera para explicar el por qué han fracasado las medidas anteriores tiene que ver con la falta de demanda que tiene esta zona del país. Esta falta se da no sólo porque el crecimiento de la población de Arica ha sido nulo en los últimos 20 años, sino que además la lejanía con los centros de consumo lleva a que los costos de transporte prácticamente se consumen la totalidad de los beneficios otorgados.
En este contexto, el proyecto de Zonas Extremas requiere ser complementado con medidas que por una parte faciliten las decisiones de inversión en la zona y, por otra, eleven la efectividad de las medidas anunciadas. Así, se debe avanzar en efectuar un diagnóstico de las fortalezas y debilidades de la zona. En particular, se requiere contar con estudios que orienten las ventajas competitivas que tiene la zona, así como también que identifiquen cuales son los principales impedimentos administrativos y regulatorios que impedirían una respuesta más rápida a los incentivos a la inversión y a la mano de obra que el gobierno está anunciando.
Con todo, el actual proyecto no hace mucho por cambiar el enfoque seguido hasta ahora: colocar ciertos incentivos tributarios suponiendo que la inversión se materializará en forma espontánea aprovechando los beneficios anunciados. Si bien este enfoque es correcto, y lo suscribo como norma general, estimo que en el caso de Arica no ha tenido el resultado buscado, por cuanto no se ha hecho una propuesta global que reconozca que los incentivos a la inversión y a la mano de obra deben ser complementados con medidas orientadas, primero, a elevar la demanda por los bienes y servicios de la ciudad y, segundo, a ayudar a que la ciudad se reconvierta. Es de esperar que en la discusión parlamentaria este proyecto sea mejorado.