Para hacer las cosas bien, repensemos las reformas

Gabriela Clivio

En la vida, casi siempre lo mejor es no apresurarnos para asegurarnos de que las cosas se están haciendo bien. Algo tan simple podría aplicarse a algunas de las reformas propuestas por el Gobierno que se están discutiendo en el Congreso, entre las que se encuentran: la Pensión Garantizada Universal (PGU), el IVA a los servicios y, finalmente, las cuentas nocionales de las reformas de pensiones.

Con respecto a la PGU, lo que se plantea implica no solamente una pérdida de foco en los recursos, sino que además -y quizás lo más importante desde mi perspectiva-, resulta que esta pensión por residencia constituye un desincentivo a la formalización. Debemos avanzar exactamente en la dirección contraria, que consiste en aumentar los niveles de formalización de la economía por varias razones.

“Llama la atención que, en momentos en los cuales se impulsa una reforma tributaria que busca recaudar casi un 20% adicional (equivalente al 3,6% del PIB), no hay referencias al considerable tamaño de la economía informal en nuestro país”.

Por un lado, porque el tamaño de la economía informal en Chile se acerca el 30%, duplicando la media de la OCDE -lo que por cierto, afecta o contrae de alguna manera la base impositiva-, siendo este un elemento muy importante que no se menciona cuando se habla de la carga tributaria. Llama la atención que en momentos en los cuales se impulsa una reforma tributaria que busca recaudar casi un 20% adicional (equivalente al 3,6% del PIB), no hay referencias al tamaño de la economía informal en nuestro país. Adicionalmente, la existencia de una economía informal compite de manera poco simétrica con quienes se han formalizado, pero lamentablemente los nuevos puestos de trabajo que se han creado últimamente lo han hecho en la economía informal.

Con respecto al IVA a los servicios, lo primero es mencionar que cualquier alza de impuestos implica una política fiscal contractiva, más allá de la búsqueda de una mayor recaudación. Estos son momentos algo complicados desde el punto de vista macroeconómico, ya que se espera una contracción de la economía en 2023 y el consumo se ha visto también afectado por la pérdida de poder de compra consecuencia de la inflación.

Más allá de esto, me parece que vale la pena repensar la ley que empezaría a regir el 1 de enero, ya que, si bien busca recaudar gravando con IVA a las empresas que presten servicios, también abre la opción de que las mismas queden exentas si se acogen al régimen tributario de sociedad de profesionales. Parece poco probable que se recauden $ 333 mil millones y finalmente se introducirán distorsiones en los precios. Por lo demás, el IVA que se paga en Chile está dentro del promedio de los países OCDE.

Finalmente, tenemos el caso de las cuentas nocionales en la reforma previsional. Mucho se ha discutido sobre este tema y es importante destacar que la mayoría de las personas no prefiere esta opción. Las cuentas nocionales surgieron como alternativa en aquellos países que no han podido incorporar elementos de capitalización individual para enfrentar sus déficits crecientes. Cuesta entender cuál es la necesidad de introducir este elemento en un sistema de pensiones basado casi en su totalidad en un sistema de capitalización individual.

Lo mejor es avanzar lentamente, pero bien, para solucionar las urgencias que existan.