Padre Hugo Tagle

Fast Fashion o moda chatarra

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Por: Padre Hugo Tagle | Publicado: Lunes 16 de mayo de 2022 a las 04:00 hrs.
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El 17 de mayo se celebra el Día Mundial del Reciclaje. Viene a cuento una noticia publicada hace un tiempo: semanalmente se arrojan toneladas de ropa usada en el desierto de Atacama, lo que es fuente de gases tóxicos y destrucción del subsuelo.

La mayor sensibilidad ante la crisis ecológica ha puesto un ojo crítico en la industria textil y el absurdo exceso de ropa. Si esas fábricas cerraran hoy, con la ropa que existe, habría suficiente para vestir a todo el planeta por 10 a 15 años más. En solo 14 años se ha duplicado su producción.

“La preocupación por el medio ambiente pasa por un estilo de vida más sencillo y austero. Haremos bien en tomar conciencia de cuánto gastamos en ropa y accesorios”.

Para combatir el sobre stock, la industria textil ha simplificado su manufactura, logrando que dure la mitad de tiempo. Del total de ropa que se fabrica en un año, el 60% termina en la basura. La industria de ropa es la segunda más contaminante después de la del petróleo, responsable del 20% de la contaminación del agua dulce y del 10% de la emisión de gases de efecto invernadero.

Antes, la compra de vestuario estaba asociada a los cambios de temporada. Ahora, en promedio, una persona compra ropa trece veces al año sin que eso tenga que ver con las estaciones y sin necesitarla realmente.

Son tristemente conocidas las condiciones de trabajo en muchas fábricas de la industria textil del Asia. Ante la mayor sensibilidad y denuncias, muchas marcas occidentales han trasladado su producción a otros países o exigido garantías de condiciones laborales dignas, así como prohibición de trabajo infantil. Lamentablemente, la presión por precios bajos es una tentación para hacer la vista gorda con de los abusos, instalando talleres clandestinos que siguen fabricando piezas o partes a bajo costo.

Pero hay esperanza. Parte de esta gran industria ha tomado conciencia del daño al medio ambiente e implementado fórmulas de reciclaje o utilización de productos ecológicos, amigables con el entorno. Para ello, apelan a los consumidores, quienes deberán pagar un poco más, pero contribuirán a cuidar la naturaleza a través de su compra. Se logra así un “comercio justo” que combina materiales ecológicos, justo pago a los productores y empleados, prohibición de trabajo infantil y condiciones laborales dignas.

Bueno será revisar el armario, seleccionar, escoger, vender o donar el exceso. La preocupación por el medio ambiente pasa por un estilo de vida más sencillo y austero. Haremos bien en tomar conciencia de cuánto gastamos en ropa y accesorios, preguntándonos qué tanto lo necesitamos, y evitar el derroche inútil. Así se vuelve tanto un buen aporte al medio ambiente, como un alivio al bolsillo.

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