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Alto contraste
Padre Hugo Tagle
La pasada tragedia carretera con sus 20 víctimas fatales y varios heridos es un golpe fuertísimo en esta última parte del año. Siempre lo sería. Pero nos hacíamos el ánimo de un tiempo prenavideño distinto, alegre, optimista. Estábamos enfrascados -aún lo estamos- con lo de la ANFP y llega este drama. Una muestra más de lo frágil que es la vida humana; de que no descansa solo en nuestras seguridades. Somos "aves de paso" por esta tierra y, cada tanto, se nos recuerda con sorpresa y dolor de que ello es así.
Tenemos el triste récord de cinco víctimas fatales diarias en accidentes de carretera. Diversas propagandas apuntan a crear conciencia de que conducir es un riesgo y que las seguridades se hacen pocas. Aplaudo las iniciativas que apuntan a tomar conciencia de que en esto, todos somos responsables. La autoridad podrá hacer lo suyo. Pero buena parte de las causas de accidentes de tránsito son responsabilidades humanas.
Tanto más duele que se trataba de gente de trabajo, de esfuerzo. Muchas de ellas hacían el trayecto de San Antonio a Santiago diariamente, para ganarse el pan y sustento para sus familias. Levantarse muy temprano, un viaje pesado, llegar a la pega, volver en la tarde. Buenas 4 horas diarias solo en trayectos al trabajo. Buen desafío para los responsables de la política laboral. Se debe incentivar el trabajo en los lugares donde se vive ¡Qué pena que tantos chilenos pierdan tanto tiempo en desplazamientos que podrían ser de trabajo!
Algunos entre ellos llevaban poco tiempo en esa rutina. Dejan niños, familia, un futuro, ahora quebrado por esta desgracia. Nada más injusto el que hayan muerto así. Que la fe y la confianza en Dios ayude a sus familiares y les regale paz en el corazón.
Y otra muerte más enlutó a nuestra patria. El viernes se celebraron los funerales de Monseñor Sergio Valech, exvicario de la Solidaridad, obispo auxiliar de Santiago, gran apóstol de los pobres y perseguidos. Un gigante de la fe y entrega generosa. Mucha gente le debe muchísimo. Quizá la vida, literalmente. La larga fila de personas para darle un adiós en la catedral de Santiago no es más que un pálido reflejo de lo mucho que se debe a hombres así. El obispo Valech hizo de su vida un apostolado de servicio a los más pobres, los perseguidos, los que nadie quería atender ni oír. Fue signo de una Iglesia que, ayer, hoy y siempre, se ha jugado por los más desposeídos; que no busca resultar "cómoda" sino que anuncia a Cristo y denuncia los atropellos contra los derechos del hombre con igual coraje y valentía. Su legado es enorme y su ejemplo brillará por mucho tiempo en el corazón de los chilenos.
Nos adentramos en Adviento. Tiempo de preparación a la Navidad, fiesta tan querida por todos. El milagro de Nochebuena se aproxima. Jesús niño nacerá en Belén ¡Buen tiempo de Adviento!
htaglem@uc.cl
