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Columnistas

Otro responsable de la desigualdad: nuestra mentalidad

La derecha tecnócrata propone “más empleo” como arma contra la desigualdad...

Por: Equipo DF

Publicado: Miércoles 4 de enero de 2012 a las 05:00 hrs.

La derecha tecnócrata propone “más empleo” como arma contra la desigualdad (en un discreto retorno al argumento del chorreo). La izquierda propone más y mejor educación para generar “empleos de calidad”. La otra izquierda, redistribución de ingresos mediante impuestos.



La combinación de las tres posturas puede ser parcialmente eficaz, pero falta un cuarto elemento: la responsabilidad de un empresariado demasiado cauto.

Veamos. La mayor parte de nuestra economía es explotación de recursos naturales (campos, bosques, mares, yacimientos, etc.). Comparando con economías de primer mundo, nuestra masa laboral está condenada a remuneraciones acorde a la comoditización de nuestras mentes. Remuneraciones bajas y cíclicas. Chile sigue siendo un gran campo en pleno siglo XVII (para deleite de los conservadores), y la mayoría de sus habitantes son peones.

No veo que más educación sea suficiente para generar un cambio en este arraigado paradigma nacional. Ni siquiera “mejor” educación, tal como se la entiende últimamente. Incluso en nuestras mejores universidades se infunde la comoditización a través de conceptos como la productividad, los bajos costos, ventajas comparativas/competitivas y otras cuestiones igualmente obsoletas. Es la misma “cautela” empresarial chilena la que se enseña en las cátedras más encumbradas. Economistas de cualquier edad, enamorados de los porcentajes y de los rankings, abundan en las aulas. Por lo mismo, las nuevas hornadas de profesionales de cualquier carrera, sin cuestionarse, postulan con ilusión a ser funcionarios de este gran campo nuestro.

¿Quién romperá el ciclo, entonces? Postulo que el Estado. Lo que la Corfo fue a la industria chilena en los 50 y 60, una Corfo re-inventada puede serlo e el siglo XXI para dar el otro gran salto: la industrialización científica de Chile. No veo a la clase empresarial chilena promoviendo esta “riesgosa revolución”. No está en el ADN del actual gran empresario chileno ser un proponente. La tasa de “locos” dentro del gran gremialismo es alarmantemente baja.

Debe ser tarea del Estado y, sin duda, de un líder de Estado que sepa nadar contra la corriente.

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