Rodolfo Álvarez,
Director Nacional de Aduanas.Álvaro Jana,
Director General de Relaciones Económicas Internacionales.
Desde hace décadas el comercio exterior de Chile ha crecido sostenidamente, sorteando con éxito las crisis internacionales y haciendo frente a los nuevos desafíos que impone un cambiante mercado mundial. Los 22 acuerdos comerciales que tiene Chile con 60 países le permiten hoy acceder al 62% de la población, alcanzando a más de 4.300 millones de habitantes, equivalentes al 86% del PIB mundial. Hoy, el 93,5% de los envíos de Chile va a países con alguna preferencia arancelaria.
El éxito de nuestra política comercial ha estado determinado por decisiones de largo plazo, que se iniciaron a fines de la década del setenta con el proceso de apertura unilateral y participación en el sistema multilateral de comercio. Esta política ha permitido que nuestras exportaciones accedan a los mercados en condiciones más favorables que nuestros competidores más directos, camino en que hemos sido pioneros, pero ya no únicos. El escenario ha cambiado, y muchos países que son directamente competidores ya tienen o están por firmar acuerdos similares a los nuestros.
Entonces, ¿cómo continuamos para mejorar la competitividad de nuestras exportaciones? Si las mismas ya ingresan sin pagar arancel, ¿qué otra barrera encontrarán?
La proliferación de las barreras no arancelarias se ha convertido en uno de los desafíos del futuro, y el proyecto de Sistema Integrado de Comercio Exterior (Sicex), recientemente impulsado por el presidente Sebastián Piñera, pretende ser un instrumento efectivo para que nuestras exportaciones reduzcan costos y tiempos en su salida.
Uno de los temas relativamente nuevos en este ámbito es el de la seguridad de la cadena logística. Fue precisamente a partir de los atentados en varios países que el tema se tomó la agenda internacional, adquiriendo un especial cariz en la esfera del comercio internacional. Sin embargo, los riesgos no provienen sólo del terrorismo internacional. En efecto, los flujos comerciales son hoy objeto del tráfico ilícito de drogas, precursores químicos, productos falsificados, entre otros. La internacionalización de las economías ha acarreado consigo también la globalización de los riesgos.
A partir de este nuevo escenario, las Aduanas, reunidas al alero de la Organización Mundial de Aduanas (OMA), establecieron una normativa multilateral denominada Marco de Normas para la Seguridad y Facilitación del Comercio Mundial (SAFE), y que pretende dar respuesta efectiva al equilibrio necesario entre la fluidez del comercio y la seguridad.
Dentro de los elementos más importantes del marco SAFE se considera el fortalecimiento de las asociaciones entre la Aduana y las empresas, es decir, la necesidad de establecer alianzas entre las administraciones aduaneras y los operadores comerciales que den garantía de confiabilidad, las que se denominan Operadores Económicos Autorizados (OEA). Este tipo de programas permite trabajar en un ámbito de confianza, para evaluar, identificar, disminuir o bien reaccionar ante eventuales amenazas a la seguridad de la cadena logística.
Hoy son más de 50 países los que han implementado el sistema de los OEA, destacando Estados Unidos, Japón, España, Australia y Singapur. En la región, México, Argentina, Colombia, Perú, y ahora Chile, tienen programas en diversas etapas de desarrollo. Por ello, la semana pasada realizamos en Santiago el “Taller Regional sobre los Operadores Económicos Autorizados”, para conocer las experiencias de las otras economías APEC, intercambiar ideas y crear una red de responsables de esta nueva institucionalidad que lleve a la creación de confianza, indispensable para que funcionen correctamente los OEA.
El éxito con el que las economías APEC han implementado y fortalecido los OEA es prueba del compromiso que las Aduanas tienen con el aseguramiento de la cadena logística. Tampoco hay que perder de vista que herramientas como el OEA tienen un significado mayor, especialmente para las empresas: el aseguramiento de la cadena logística lleva implícita la construcción de una ventaja competitiva para los productos de nuestras economías.