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Columnistas

Mercado de Valores: mayor regulación aporta transparencia y evita problemas

Por: Equipo DF

Publicado: Miércoles 26 de diciembre de 2012 a las 05:00 hrs.

Un número importante de indicadores nos permite evaluar un banco desde su riesgo de cartera hasta su rentabilidad, pero ¿ocurre lo mismo con las sociedades anónimas abiertas en general?


Observando las medidas de la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS) relacionadas con la calidad, oportunidad y cantidad de información que las empresas supervisadas proporcionan a esa institución y a sus usuarios, surgen algunas dudas: ¿basta con la presentación trimestral de estados financieros auditados por empresas externas? ¿es suficiente que las empresas que cotizan en bolsa utilicen estándares internacionales de información financiera (IFRS) y que su riesgo esté asociado a una clasificación proporcionada por un tercero? 
Responder estas interrogantes es vital, si se quiere otorgar transparencia y profundidad al mercado de valores. Parece, por lo tanto, necesario generar un cuerpo normativo que establezca, además de lo ya existente, la presentación de indicadores cuantitativos de riesgo y declaraciones explícitas respecto de proyecciones futuras. Esto permitiría a los inversionistas analizar con antecedentes homogéneos para formarse expectativas de precios con bases precisas respecto de las empresas que participan del mercado. También es relevante, avanzar en la generación de un supervisor líder y reglamentar mecanismos de selección de las empresas de auditoría externa, por parte de las Sociedades Anónimas supervisadas por la SVS.

Por lo general, en Chile, la regulación se genera a partir de hechos consumados con efectos nocivos para algún agente económico o pérdidas sociales importantes. Ejemplo de ello es la crisis bancaria de 1982, que derivó en las modificaciones de la Ley de Bancos, la incorporación de los estándares de Basilea y los avances en la regulación prudencial del sistema bancario. También lo es, en el mercado de valores y las sociedades anónimas, la convergencia de las empresas a las Normas Internacionales de Información Financiera (proceso liderado por la SVS) y las nuevas Normas de Auditoria (Nagas) las que después del caso La Polar incorporaron, explícitamente, la responsabilidad del auditor en la identificación de representaciones de información incorrectas producto de fraudes.

Ahora es el momento de cambiar esta forma de actuar y tomar medidas preventivas que permitan anticiparse a estos episodios lamentables y evitar que ocurran.

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