El negocio del fútbol
Son los hinchas, ¿clientes? Porque si los hinchas fueran clientes...
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Matko Koljatic
Son los hinchas, ¿clientes? Porque si los hinchas fueran clientes, los problemas que aquejan a Blanco y Negro, y en algún grado algo menor a todos los directorios de las sociedades anónimas deportivas (SAD) que administran clubes de fútbol, no existirían. Si los hinchas-clientes se sintieran desencantados con el producto (los resultados en la cancha), simplemente se cambiarían de marca, como quien se cambia de la Coca Cola a la Pepsi. Pero, en el negocio del fútbol, ello no ocurre. Los hinchas somos leales a los “colores” de nuestros equipos por toda la vida -de hecho, no es raro hoy en día ver ‘animitas’ engalanadas con banderas del club de fútbol al que era aficionado el finado- expresión clara de este amor hasta la tumba. Cuesta explicarles a quienes no son hinchas la profundidad de las emociones del hincha, la alegría de los triunfos y la desazón de las derrotas. Por lo mismo, somos hinchas y no clientes.
Lo anterior debe complicarles la vida enormemente a los directorios de las SAD, porque se deben preguntar a cada rato: ¿Cuál es la función objetivo del club? La respuesta no es la tradicional en las S.A.
En una sociedad anónima cualquiera, esa función objetivo es clara: crear valor para los accionistas, dentro del marco de la ley. Así, si un ciudadano cualquiera invierte sus dineros en una SA, lo hace esperando aumentar su riqueza. Pero, ¿es eso válido en Blanco y Negro o Azul Azul o Cruzados, por nombrar tres sociedades que transan en Bolsa?
Es fácil darse cuenta que el negocio es malo. Entiendo que la gran mayoría de las SAD son deficitarias y que es un negocio de dos lados: por una parte administrar el club tratando de conseguir logros deportivos y equilibrar las finanzas y, por otra, tratar de capturar valor, vendiendo jugadores, es decir, debilitando el negocio en lo futbolístico. Por lo mismo, los clubes tienen éxitos transitorios y están altamente endeudados, transitando a menudo por el borde de la quiebra. Por ejemplo, es lo que pasó con nuestro Rangers de Talca hace algo así como un año, y está pasando con el Rangers original, el de Escocia, que está en manos de un interventor judicial. En el Viejo Continente pareciera que los jeques árabes son los que están salvando la situación, haciéndose de clubes semi quebrados, como el Manchester City y el Málaga. Ciertamente no parece que los jeques o multimillonarios rusos (como Abramovich, del Chelsea inglés) busquen hacerse más ricos. Son otras razones, como la figuración o el poder o simplemente el no saber que hacer con su dinero, lo que explica sus inversiones futbolísticas.
Por cierto que pienso que es mejor que los clubes sean sociedades anónimas, a que sean, como eran en Chile, sociedades deportivas sin fines de lucro, en que los socios del club aparecían como los dueños, pero en el hecho los clubes no eran de nadie. Esto generaba situaciones en que “hombres buenos” administraban las instituciones; pero, también, eran campo fértil para los ambiciosos y, porque no decirlo, los corruptos que profitaban de los clubes. Por lo menos, ahora, si se despilfarra el dinero, ese dinero es de dueños conocidos y de verdad.
Lo anterior lleva a otra pregunta: ¿deben ser los directores de las SAD, hinchas del club? Pareciera que sí. Ciertamente para tener acciones de una SAD, uno debería ser hincha del equipo y no buscar ganancias económicas. ¡Pero eso, en sí, es una contradicción!
De modo que se entiende la confusión que hay en los directorios. Claro, mientras se gana, todo huele a rosas. Pero aquellos que seguimos el fútbol hace años sabemos que los triunfos deportivos son pasajeros y que inevitablemente vendrán tiempos difíciles.
¿Qué se puede concluir de lo anterior? Pienso que recorreremos un camino parecido a lo que ocurre en los deportes profesionales en Estados Unidos y Europa, en que cada club tiene un dueño, concentrándose la propiedad (a la Berlusconi en el Milán o Abramovich en el Chelsea) y que los dueños de los clubes gastarán parte de sus fortunas en tratar de ganar copas. Ello, porque al final del día, esos dueños son hinchas también y su función objetivo son los triunfos en la cancha. Así es que si Ud. tiene acciones de una SAD, y no es hincha, venda sus acciones.