Los datos y las opiniones
María José Bosch Directora del Centro de Trabajo y Familia ESE Business School UAndes
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María José Bosch
Muchas veces creemos que los datos son importantes, pero cuando estudiamos si hacen cambiar la opinión de las personas, nos damos cuenta de que las impresiones son incluso más importantes.
En Stanford, al igual que en otras universidades, han hecho distintos experimentos sobre cómo reaccionamos a los datos. Por ejemplo, en un estudio juntaron a personas que tenían distinta opinión sobre la pena de muerte; la mitad de los estudiantes estaba a favor, la otra mitad en contra. Al grupo completo se le pidió responder sobre dos estudios, uno que daba información para apoyar la pena de muerte y otro que la cuestionaba.
Ambos estudios eran inventados. El grupo en contra de la pena de muerte encontró más convincentes los datos que apoyaban su posición, en cambio, desestimaban los datos del otro estudio. En el grupo a favor de la pena de muerte, validaron los estudios de forma inversa: les gustaban los datos del que apoyaba su posición y desestimaban los datos que contradecía su creencia. Al finalizar el experimento, ambos grupos estaban aún más a favor de su opinión inicial.
Esto se conoce como sesgos de confirmación. Existen muchos experimentos como éste, donde las personas siguen reafirmando sus creencias y a pesar de mostrarle nuevos datos, si no los validan, no los toman en cuenta. Cuando pensamos en posiciones de liderazgo y vemos a nuestros líderes, vemos que son bastante homogéneos. Hemos avanzado, pero seguimos teniendo una gran oportunidad.
¿Qué es ser buen líder? ¿Aportan las mujeres a las empresas y a los cargos de poder? ¿Son buenas las cuotas? Tenemos muchos datos sobre la importancia de diversidad en las distintas esferas de poder, en la toma de decisiones y también sobre el riesgo que implica para las empresas y organizaciones tener directorios homogéneos donde se produce lo que conocemos como “pensamiento grupal”. Tenemos datos a nivel económico, social e individual, con datos locales e internacionales, también muchas universidades y centros de estudios seguimos generando más datos para ayudar a visibilizar esta gran oportunidad. ¿Por qué estos datos no han tenido el efecto esperado?
Según el World Economic Forum, la pandemia agregó 36 años a los 99.5 años en promedio que teníamos que esperar para llegar a paridad de género. Según su informe, aunque hemos avanzado en temas como salud y educación, seguimos teniendo barreras económicas, de participación política y de condiciones de trabajo. Esto, debido a que la pandemia afectó la equidad de género tanto en el empleo como en los hogares.
Los datos los tenemos, son de distintos autores, nacionalidades, pensamiento políticos y creencias. Ahora falta trabajar y cambiar las impresiones sobre estos datos, utilizarlos para aprovechar las oportunidades que tenemos. Ser conscientes cuando descartamos datos que no nos gustan y diferenciar cuando tenemos una idea de algo, de cuando tenemos datos sobre algo. Tenemos muchos desafíos y oportunidades; es hora de utilizar los datos para hacer los cambios necesarios.