El líder y los ecosistemas
María José Bosch Directora Centro Trabajo y Familia, ESE Business School – Universidad de los Andes
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María José Bosch
Ese líder con características únicas, como cuando estudiábamos a Napoleón, ya sabemos que trae más problemas que beneficios, además de ser riesgoso. Entender el liderazgo centrado en una única persona limita la adaptabilidad necesaria. El liderazgo se produce relacionándonos y entendiendo nuestra interdependencia.
En todo este tiempo, desde el estallido social hasta las elecciones del domingo pasado, hemos estado buscando a esa persona que nos muestre hacia dónde tenemos que avanzar. Hemos engrandecido y luego despreciado a varios líderes. Buscar una única persona que logre mostrar "el" camino, es mirar el pasado. Hay muchas interacciones y capacidades complementarias que necesitamos para buscar y desarrollar un proyecto en común.
Esto se conoce como ecosistemas de liderazgos, que van apoyándose mutuamente y que van rotando de importancia, dependiendo la circunstancia y desafíos que tocan. En un ecosistema todos aportan (grandes, chicos, visibles y menos visibles), todos se nutren mutuamente y todos son necesarios; en nuestro caso Estado, sociedad civil, empresas, asamblea constituyente, etc.
Cuando pensamos que no hay interacciones y que cada uno funciona de forma independiente, es cuando encontramos más problemas o los agrandamos.
Son muchos los actores que pertenecen a nuestro ecosistema que tienen que sentarse ahora a conversar. Ver cómo colaborar y no seguir abriendo las distancias que hay entre unos y otros.
Aunque cada uno tenga a su líder, no pueden hacer el trabajo solos, necesitan colaborar y buscar acuerdos. Si no generamos "un ecosistema", los distintos desafíos que enfrentamos como país solo aumentarán.
Las elecciones del domingo nos dejan con un desafío: necesitamos que los distintos elementos de nuestro ecosistema conversen entre ellos y desarrollen confianzas. ¿Pero cómo podemos generar confianza y un ecosistema donde pasamos a segunda vuelta con dos propuestas de país tan distintas?
Primero, que sean tan opuestas muestra que en Chile existen distintas miradas y hay que buscar puntos en común. Ser distinto no es malo, solo desafiante. Al ser distintos, no podemos catalogar a unos de buenos y otros de malos (solo es necesario leer distintos medios para ver que en unos, un grupo son los buenos, y en otros es justamente lo contrario).
Segundo, los distintos elementos de nuestro ecosistema -empresas, sociedad civil, Estado, convención, etc.-, ¿están fomentando la colaboración entre sí? Alguien tiene que partir para generar ciculos virtuosos y no viciosos.
Estoy segura de que todos los que votamos queremos un mejor Chile, pero es inevitable que eso tenga distintas interpretaciones. Llevamos dos años sin fomentar el diálogo y polarizando las posiciones. Somos un ecosistema donde nos necesitamos mutuamente para que Chile salga adelante. Mientras fomentemos silos, seguiremos divididos. Si queremos estar mejor, tenemos que poder dialogar, y eso depende de todos, no solo de un líder.