Manuel Bengolea

Se viene Trump

Gerente general Octogone Chile.

Por: Manuel Bengolea | Publicado: Viernes 20 de enero de 2017 a las 04:00 hrs.
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Manuel Bengolea

Si algún gurú de la política le hubiera anticipado el triunfo del Brexit, el de Trump, y el rechazo de los italianos al referéndum, la reacción lógica, de haber confiado en el grado de predictibilidad de este gurú, hubiera sido vender todo y esperar en caja tranquilamente al debacle pronosticado por los analistas financieros. Por suerte, usted no le hizo caso a los analistas, porque hubiera dejado una rentabilidad de al menos 10% sobre la mesa.

Para los que contamos con años de experiencia, tenemos muchos recuerdos del impacto que el exceso de liquidez produce en la valorización de activos financieros, y por lógica transitiva el problema que genera el término de ésta. Actualmente, la incógnita de quienes analizan las políticas públicas y el impacto de éstas en el crecimiento económico, se refiere en primer lugar a cómo se hace para retomar tasas de crecimiento mayores a las de los últimos 8 años, y cómo retirar las ingentes cantidades de liquidez inyectadas por los bancos centrales para estimular una economía esclerótica sin causar un descalabro. A tal punto ha llegado la simbiosis entre bancos centrales y mercados, que cada vez que se anuncia la postergación del retiro de la liquidez, éstos lo celebran subiendo el precio de los activos riesgosos. Alegrarse porque el enfermo necesita más asistencia para vivir no tiene sentido.

Los anuncios de campaña de Trump y los proferidos luego de electo, actúan como shock de adrenalina en las expectativas de inversionistas que escudriñan desesperadamente medidas de política que configuren un escape de las economías desarrolladas de la nueva mediocridad. Sin embargo, una parte sustancial de los planes expuestos por el nuevo presidente de EEUU pasan por poner a disposición de las empresas la fuerza del gobierno, y no por promover las reformas necesarias para aumentar la competencia entre las empresas y así elevar la productividad y el crecimiento de la principal economía del planeta.

Hasta ahora Trump ha seducido y en algún caso extorsionado a las empresas para que inviertan y se expandan dentro del territorio. Sin embargo, lo que ha hecho grande a la nación norteamericana es lo que se conoce como creación destructiva, y que explica por qué la gran mayoría de las empresas líderes de EEUU emergieron como una solución creativa a una necesidad de los consumidores globales (Yahoo!, Google, Amazon, etc.), que en ciertos casos implicaron la bancarrota de otras. La política del nuevo gobierno de EEUU promueve fortalecer las empresas ya existentes y no estimular la creación de nuevas.

En un mundo donde las políticas de resentimiento nacionalista parecen prevalecer por sobre las de globalización, parece una irresponsabilidad que un evento de esta magnitud sea soslayado por los inversionistas, porque a pesar de que su impacto no será visible en el corto plazo, como sí son los beneficios que obtendrían las empresas, las consecuencias en el largo plazo pueden ser muy complicadas. Es un hecho que el exceso de liquidez produce burbujas en los activos financieros. En esta ocasión pareciera que además están tapando un problema político que, de materializarse, tendría consecuencias graves en el crecimiento económico mundial.

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