Litio vs. Cobre: 1 a 0
TOMÁS FLORES Economista, Libertad y Desarrollo
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TOMÁS FLORES
En estas fechas las empresas comunican sus resultados financieros del primer semestre, en donde no sólo se reportan los excedentes obtenidos, sino también los respectivos pagos de impuestos. Es así como Codelco informó transferencias al Fisco por US$ 1.671 millones, mientras que Soquimich indicó que sus pagos al erario, impuestos a la renta y desembolsos por el contrato de arrendamiento a Corfo, llegaron a los US$ 2.198 millones.
Esta cifra se subdivide en lo relacionado con el impuesto a la renta, de 27% (la tasa de impuesto corporativo es de 27%), que asciende a US$ 668 millones, mientras que el pago por los derechos de arrendamiento del Salar de Atacama alcanza a unos US$ 1.422 millones. Adicionalmente, la región de Antofagasta recibirá US$ 108 millones, lo que se distribuye entre el gobierno regional, las municipalidades de San Pedro, María Elena y Antofagasta, y las comunidades Lickanantay, por US$ 27 millones, mientras que US$ 19 millones se destinan a I+D.
“El Estado de Chile ha recibido transferencias, desde Soquimich, por la explotación del litio por más de US$ 2 mil millones el primer semestre, superando largamente los US$ 1.671 millones aportados por Codelco. Claramente, una Empresa Nacional del Litio no es el camino”.
Para entender estos pagos realizados por Soquimich, es necesario recordar que de acuerdo a la regulación vigente no son susceptibles de concesión minera los hidrocarburos líquidos o gaseosos, ni tampoco el litio, por lo cual, en el caso de este último, el Estado de Chile, a través de Corfo, licita contratos de arriendo para la explotación del litio. En el caso del contrato vigente con Soquimich, que se inicia en 2017, se estableció, entre otras cosas, que si el precio del litio superaba los US$ 10 mil por tonelada se activaba una tasa marginal de 40% y, bueno, el valor ha superado largamente dicha cifra.
Así, el Estado de Chile ha recibido transferencias, desde Soquimich, por la explotación del litio por más de US$ 2 mil millones durante este primer semestre y, de hecho, al agregar los pagos de la otra empresa, Albemarle, por US$ 200 millones, llegamos a un aporte total cercano a los US$ 2,4 mil millones, superando largamente al aporte realizado por la estatal Codelco. Todo este dinero recibido por la explotación del litio no le significó ni un peso del presupuesto fiscal, a diferencia de Codelco, que hubiera podido transferir muchas más utilidades si hubiera financiado sus inversiones con el aporte de capital de nuevos socios.
Es relevante comparar este resultado con lo acontecido en el país vecino, ya que en 2008 Bolivia nacionalizó el litio y Evo Morales prometió que para 2015 existiría una industria de baterías y automóviles eléctricos dicho país. Nada de eso ocurrió, como tampoco se logró que Bolivia exportara grandes cantidades de cloruro de potasio y carbonato de litio. Así, un país que tiene una de las mayores reservas de este mineral no metálico, no tiene ninguna participación en dicho mercado global. Dado lo anterior, en las últimas semanas el gobierno boliviano ha llamado a empresas extranjeras a un concurso por contrato de explotación, donde los precalificados son compañías chinas, rusas y norteamericanas.
Estas experiencias, tanto de Chile como de nuestros vecinos, deben llamar a la reflexión al Gobierno en relación a la eventual creación de una Empresa Nacional del Litio, la cual requerirá de los correspondientes aportes fiscales de capital y del período de aprendizaje antes de producir la primera tonelada de mineral. Claramente el camino es otro y, en la práctica, Chile lo ha recorrido exitosamente.