Leyendo a la bolsa norteamericana
Joaquín Aguirre gerente de Estrategia de Tanner Investments
Intuitivamente es absurdo pensar que la bolsa reaccionaría mal ante buenos datos económicos. La lógica dicta que, a mejores datos económicos, mayores utilidades esperadas y, por lo tanto, mayores valoraciones bursátiles.
Sin embargo, esta dinámica ha perdido vigencia. Tras la crisis subprime, los bancos centrales inundaron de liquidez al mercado y se embarcaron en un robusto ciclo de reducción de tasas para desfibrilar a la agonizante economía norteamericana. Estas medidas resultaron en un entorno de tasas artificialmente bajas, lo que también impulsó las valoraciones bursátiles a lo largo del globo.
Hoy, cuando el desempeño económico global y de EE.UU. se presenta auspicioso, la Reserva Federal se apresta a continuar con el aumento de tasas. Aquí observamos el curioso fenómeno que hemos mencionado: aparecen datos económicos favorables y la bolsa cae. Este absurdo se explica porque los mejores datos económicos y las mayores presiones inflacionarias gatillarían un aumento en las todavía muy bajas tasas, lo que a su vez hace menos atractiva a la renta variable con la consiguiente corrección. Es decir, los buenos datos económicos gatillan una reacción negativa en la bolsa. Sí, leyó bien.
Eso fue precisamente lo que pasó en el reciente Lunes Negro. La bolsa norteamericana ya venía arrastrando múltiplos muy elevados por un buen tiempo, y la guinda de la torta fue el dato de salarios de la semana pasada, augurando una mayor actividad económica y presiones inflacionarias, lo que se traduce en el asentamiento del escenario de alzas de tasas. Si a esto le sumamos la agenda tributaria de Trump, el alza de tasas se hace extensiva para plazos más largos, tendencia que debería continuar una vez que el crecimiento y el mayor endeudamiento soberano se materialicen.
Por lo tanto, la bolsa estadounidense se enfrenta a dos fuerzas contrapuestas: la primera es la mejor actividad económica, pero la segunda es el escenario de mayores tasas. La pregunta más gravitante y vital para los inversionistas bursátiles es ¿cuál de los dos efectos predominará?
No esperamos un desempeño exorbitante para la bolsa norteamericana. Se habla mucho de mejores proyecciones de crecimiento y muy buenas perspectivas en las ganancias de las compañías, pero poco se menciona el precio que hay que pagar para entrar a este paraíso. Por ejemplo, el S&P 500 hoy día exhibe un múltiplo de Precio a Utilidad proyectada de 18x de acuerdo a Bloomberg, cuando el promedio de la última década ha sido de 15x. Este múltiplo representa cuánto nos cuesta cada unidad de utilidad, el que incluso debería abaratarse a raíz de que las tasas subirán y los bonos rendirán más. Una corrección era lo menos que podíamos esperar.