Lecciones de Harvard
CEO de empresas internacionales sostienen que esperan un gobierno proactivo a la hora de atraer a los inversionistas
Recientemente tuve la oportunidad de participar en la XIII Conferencia sobre América Latina de la Escuela de Negocios de Harvard, en Boston. Fui invitado para compartir en un panel relacionado con el rol del Estado para favorecer los negocios en Latinoamérica. La experiencia me dejó varias lecciones, que vale la pena compartir.
“A usted por Chile ni le pregunto, porque sé que van muy bien”, me comentó el ex presidente de Colombia Álvaro Uribe, principal orador del evento. La imagen de Chile es conocida, incluso en Harvard, y es la mejor carta de presentación que un país puede tener. Esto porque la transparencia, confiabilidad y estabilidad de nuestras instituciones es el mejor aval de una nación. Aún así, hay que poner las cosas en perspectiva.
No es un misterio que hoy los ojos del mundo apuntan hacia Brasil. Para muchos extranjeros, en especial en regiones clave como Asia, los distintos países de Sudamérica somos todos iguales, con algunos matices menores. Nos ven de la misma manera en que usualmente se consideran a las distintas naciones dentro de una región geográfica. ¿Cómo diferenciarse? ¿Cómo atraer capitales extranjeros que potencien el desarrollo y transfieran tecnología y buenas prácticas?
La primera lección es que uno de los riesgos que debemos evitar es ser autocomplacientes. CEO de empresas internacionales, presentes en la cita, dicen que esperan un gobierno proactivo a la hora de atraer a los inversionistas. Entre ellos existe la percepción de que los gobiernos son parte de los problemas de los inversionistas, pero no de las soluciones. ¿Cómo mejorar esto? No se trata de ayudarlos bajo cuerda ni darles un trato especial: el inversionista extranjero pide eficiencia y reducir los costos de hacer negocios. Nuestro gobierno ha dado pasos concretos en ese sentido, al disminuir el tiempo que demora iniciar una empresa y con iniciativas como la comisión interministerial para destrabar inversiones, que ha dado excelentes resultados. En el caso específico del CIE, hemos potenciado la eficiencia y mejorado la transferencia de información relevante desde los distintos departamentos del Estado, hacia el inversionista extranjero. Esta ecuación es clave y en Chile ya estamos trabajando en ella.
Este perfil corresponde a un Estado moderno, que es funcional y cuenta con una estructura comprensible y útil. La burocracia no sólo nos molesta como ciudadanos, sino que ahuyenta a los inversionistas y les hace perder interés por venir a nuestro país.
Dentro de la región, Chile brilla con luces propias, ya está dicho. Aún así, otra de las lecciones que me dejó Harvard es el rol regional que debe jugar nuestro país, y que en el ámbito de inversión extranjera se hace hoy más necesario, según la opinión de los expertos: ya no basta con ser uno de los mejores del “barrio”. Los desafíos y oportunidades que el Cono Sur enfrenta hoy hacen que los esfuerzos tengan que enfocarse en nuevas direcciones. Para muchos, los países ROLA (Rest of Latin America, o la América Latina que no es Brasil, en la nomenclatura utilizada en el foro), tienen que trabajar en una estrategia común para posicionarse frente a los principales países inversionistas, generando un bloque que pueda no sólo competir con Brasil, sino aprovechar el interés que esta zona geográfica representa hoy, complementando sus virtudes individuales.
En ese sentido, resultan de suma relevancia iniciativas como la impulsada por nuestro gobierno, y que busca potenciar las inversiones, el comercio y el turismo en conjunto con Perú, México y Colombia en algunos mercados clave.
Aún cuando queda camino por recorrer, la principal lección de mi participación en Boston es que estamos trabajando en la dirección correcta. Estoy seguro de que nuestras perspectivas de crecimiento y las políticas del gobierno en materia de inversión extranjera, nos darán satisfacciones este año y los que vienen. Chile ha aprendido estas lecciones, y está llamado a ser protagonista en nuestra región. Y eso, lo saben en Harvard.