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La revolución global de la innovación

En momentos en que los países de todo el mundo se...

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En momentos en que los países de todo el mundo se esfuerzan por sentar las bases de un crecimiento sostenible más sólido para el futuro, les conviene concentrarse en políticas que alienten la innovación. Se han realizado estudios empíricos sobre diferentes épocas y países, y estos han confirmado que la innovación es la fuente principal de cambio tecnológico y aumento de la productividad. Paralelamente, la inversión en actividades de investigación y desarrollo y en la formación de los científicos e ingenieros de las que dependen son motores fundamentales de la innovación y la competitividad nacional.



El Consejo Científico Nacional, organismo rector de la Fundación Nacional para la Ciencia de los Estados Unidos, ha publicado un nuevo estudio donde se examinan tendencias de estos tipos de inversión, tanto para países individuales como regiones enteras. Del estudio se desprende que el panorama global de la innovación ha cambiado considerablemente a lo largo de la última década.

Es probable que este cambio se profundice a medida que varias economías asiáticas aumenten su inversión en I+D y en educación en ciencia e ingeniería, para asegurarse un lugar entre los centros de innovación más importantes. Al mismo tiempo, puede ocurrir que Estados Unidos, Europa y Japón, agobiados por el peso de sus deudas, deban reducir sus inversiones en esas mismas áreas.

El lugar de líder mundial en inversión en I+D sigue siendo de EEUU; se estima que en 2009 dedicó a esta área US$ 400 mil millones. Esta cifra, superior a la inversión combinada de China, Japón y Alemania, se alcanzó con ayuda del paquete de estímulo presentado por el presidente Barack Obama. Pero si se mide el gasto en I+D como porcentaje del PIB, en 2009 Estados Unidos apenas alcanzó el octavo lugar (con el 2,9% del PIB).

De hecho, el área de defensa representó el 52% de la I+D de EEUU en 2009 y más del 50% en los últimos 25 años. En la Unión Europea y Japón, la proporción de I+D destinada a defensa siempre ha sido y es muy inferior: menos del 10% en la UE y menos del 5% en Japón, en 2009.

Es posible que en la próxima década, la implementación de importantes recortes al gasto de defensa de EEUU implique una reducción considerable de la inversión en I+D.

Entre 1999 y 2009, el gasto en I+D creció en todo el mundo a una tasa anual promedio del 7%, que en los últimos cinco años se aceleró hasta el 8%, pese a la recesión global. En todo el período, la inversión en I+D creció bastante más rápido que la producción mundial, lo que refleja tanto el incremento del apoyo estatal como un aumento de la participación de industrias altamente tecnológicas en la producción y el comercio internacionales.

En Estados Unidos, sólo el 4% de todos los graduados con nivel de licenciatura son ingenieros, en comparación con el 19% de Asia y el 33% de China. Muchos países también están cambiando sus leyes de inmigración para que sea más fácil atraer a trabajadores altamente capacitados, sobre todo científicos e ingenieros, cada vez más móviles. Entretanto, en Estados Unidos y Europa, las políticas de inmigración hacen más difícil atraer y conservar a esos mismos trabajadores. Esto obliga a las empresas a trasladar sus actividades de I+D al extranjero para encontrar los talentos que necesitan.

Como consecuencia de estos cambios, el panorama global de la innovación se ha transformado a lo largo de la última década. Vivimos en un mundo donde muchas economías emergentes han hecho del progreso en ciencia y tecnología una prioridad número uno, y donde las inversiones en I+D de las multinacionales son mucho más móviles. Ahora que Estados Unidos y otros países desarrollados se lanzan a implementar planes de austeridad para contener sus deudas, deben prestar atención a estos cambios en el panorama de la innovación y reforzar la inversión en I+D, incluso aunque en otras áreas deban aplicar dolorosos recortes.



Copyright: Project Syndicate, 2012

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