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Alto contrasteEl gobierno anunció en junio el envío del proyecto de ley sobre migración y extranjería. El proyecto busca modernizar y racionalizar nuestra institucionalidad en este campo. El marco legal chileno en este aspecto es uno de los más antiguos del continente, e independientemente de las distintas visiones que existen sobre este tema (sociales, económicas y de los derechos de los inmigrantes), era crucial atacarlo ya con el objeto de que se convierta también en una efectiva palanca para el desarrollo económico del país.
Si bien el fenómeno migratorio todavía no tiene en Chile una amplitud comparable a la de los países del “primer mundo”, el crecimiento de los flujos migratorios hacia Chile en los últimos 20 años ha crecido significativamente (los inmigrantes representan sobre el 2% de la población total al 2012). Esto nos debe hacer pensar sobre qué acciones e iniciativas debemos implementar para enfrentar con efectividad los desafíos planteados por la creciente movilidad internacional, y convertir esto en una real oportunidad para nuestro país.
El modelo de desarrollo económico operando en el país por décadas, el buen manejo de las variables económicas, la estabilidad en general, la seguridad, y la infraestructura educacional (aunque no nos satisfaga en muchos aspectos, sí da mucha tranquilidad a los extranjeros que miran a Chile como lugar donde migrar con sus familias), hacen de Chile un país particularmente atractivo para atraer talento profesional, técnico y gerencial; en especial de países sudamericanos como Argentina, Perú, Ecuador y Venezuela.
En este contexto, la política migratoria del país debería focalizarse fuertemente, entre otros aspectos, en asegurar la atracción de aquellos grupos de talentos profesionales y técnicos que más nos hacen falta, particularmente en aquellas industrias donde existen los mayores gaps entre la oferta y la demanda, y donde claramente requerimos como país un periodo largo de tiempo para contar con el stock de talento local necesario. Nadie duda de que en sectores como la minería y la construcción existe una real falta de profesionales y técnicos para enfrentar el gran pipeline de proyectos en desarrollo para los próximos años.
La escasez de talento es una realidad que impacta la competitividad en todas las industrias; y en algunas, de una forma mucho más contundente que en otras. En nuestro país, cada vez es más frecuente extender el alcance de los procesos de búsqueda de ejecutivos y profesionales a otros mercados de la región. La formación de un adecuado stock de talentos en los países no en un tema fácil o que se soluciona overnight.
Revertir esta tendencia dependerá en gran medida de las estrategias de las empresas, de nuestra capacidad como sociedad para manejar la diversidad, y de las políticas de estado que se implementen para tener un marco regulatorio de migración moderno, justo y que fomente la llegada e inserción a nuestro país del mejor talento profesional y técnico, en todas aquellas disciplinas y áreas donde Chile muestra los mayores gaps de cara a su desarrollo económico y social en el largo plazo.
