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La Polar: un nuevo caso de incumplimiento de responsabilidades del directorio

En el caso de La Polar como en otros casos de connotación pública, en que las organizaciones han presentado información incorrecta ...

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En el caso de La Polar como en otros casos de connotación pública, en que las organizaciones han presentado información incorrecta sobre su situación financiera, se destaca ampliamente la responsabilidad de la administración en la aplicación de prácticas indebidas.

Llama la atención que el directorio de esta empresa haya alegado desconocimiento, a pesar de que según nuestra legislación es responsable por la supervisión del desempeño de las organizaciones a su cargo, para lo cual deben ejercer el debido cuidado y diligencia para detectar debilidades de control o prácticas incorrectas de la administración que puedan afectar intereses minoritarios y la fe pública.

Es necesario plantearse qué están haciendo los directores para cumplir con la misión impuesta.

A mi juicio, existen condiciones que limitan la posibilidad de ejercer este rol y que nacen por decisiones propias y también permitidas por la actual legislación.

Uno de estos elementos limitantes que se presenta frecuentemente en distintos casos de estados financieros incorrectos o “fraudulentos”, ha sido la excesiva confianza depositada por los directores de las empresas en los auditores externos. Estos son responsables de evaluar si los estados financieros representan “razonablemente” la real situación financiera, que si bien debería detectar todos los hechos significativos, no siempre es posible, ya sea por información incorrecta entregada por la administración, por prácticas de auditoría incorrecta o simplemente por no disponer de tiempo y recursos para aplicar procedimientos adecuados.

Los directores olvidan una poderosa herramienta que pueden tener a su disposición para ejercer una supervisión efectiva del desempeño de la administración, la Auditoría Interna, que aplicada de acuerdo a estándares internacionales para la profesión, permite la existencia de un ente independiente interno que detecte y reporte periódicamente situaciones de riesgos excesivos asumidos por la gerencia y/o actividades irregulares.

La fuerte limitación existente en nuestra sociedad para la independencia de esta función, dada por la no dependencia real y efectiva del auditor corporativo de un comité de auditoría conformado por directores independientes y con formación financiera, de control y gestión de riesgos, nos ha llevado a situaciones como la que ahora observamos perplejos en La Polar.

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