Uno de los principales temas que ha copado el debate político ha sido la gratuidad en la educación superior.
La gratuidad en cualquier ámbito es siempre muy atractiva, conlleva la idea de que no hay costos asociados a lograrla. Sin embargo, la realidad nos muestra que si la universidad fuese gratis para los estudiantes que acceden a ella, la sociedad a través del Estado deberá financiarla, destinando los cuantiosos recursos que se necesiten para ello.
Se estima que una medida como ésta requeriría del orden de US$ 4 mil millones anuales adicionales, lo que equivaldría a aumentar el presupuesto global en educación en alrededor de un tercio. Dado lo anterior, la pregunta que surge es: ¿existen otros proyectos en el área que se puedan financiar con esos recursos y que generen una mayor rentabilidad social? la respuesta es afirmativa.
Todos los estudios sobre educación y aprendizaje concuerdan que el adecuado desarrollo cognitivo y socio-afectivo de un niño requiere de una intervención y estimulación temprana para que éste alcance su potencial, por ello la importancia creciente de la educación preescolar. Parecería, entonces, razonable que antes de exigir educación universitaria gratuita para todos, se asegurara la cobertura y calidad a nivel preescolar.
A su vez, en los niveles de básica y media, si bien la cobertura está asegurada, se hace necesario avanzar fuertemente en materia de calidad y reducir la brecha entre colegios particulares pagados, subvencionados y municipales. Además, se requiere invertir en la formación de los docentes, asegurando que cuenten con los conocimientos y competencias requeridas, a través de procesos de evaluación y capacitación continuos. A modo de ejemplo, resulta impresentable que un tercio de los profesores de inglés no tenga el dominio mínimo del idioma, situación que lamentablemente se repite en otras áreas del conocimiento.
En todo caso, los proyectos que podrían resultar en un mayor impacto social no se limitan al área de educación. Por ejemplo, ¿no sería un gran logro país terminar con los campamentos y asegurarle a todos los chilenos el derecho a una vivienda digna? En otro ámbito, los US$ 4 mil millones permitirían aumentar el presupuesto que hoy se destina a salud en más de un 40%, asegurando una mayor cobertura, mejor atención y la rapidez y oportunidad que hoy tanto demandan el 80% de chilenos que depende del sistema público a través de Fonasa.
En general, se percibe lo gratuito como una opción muy atractiva, casi irresistible. Lo anterior se debe a que al evaluar distintas opciones, la connotación de gratis nos hace olvidar que alguien debe financiar los costos de dicha alternativa. Por lo que, dado que los recursos del Estado son escasos y las necesidades múltiples, la prioridad debiese estar en asegurar una educación preescolar, básica y media gratuita y de calidad. Sólo una vez que esto se haya logrado tendría sentido avanzar a la gratuidad universal en educación superior.