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La evaluación del directorio: una propuesta sensible

La iniciativa que dio a conocer hace unos días la SVS...

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La iniciativa que dio a conocer hace unos días la SVS, en cuanto a someter a discusión una propuesta relativa a normar la evaluación de los directorios, parece oportuna y necesaria, en la medida que se trate sólo de un documento sujeto a todos los cambios que sean necesarios antes de transformarse en normativa.



En todo caso, estas evaluaciones se están aplicando en Chile desde hace unos meses, a raíz de una invitación de AFP Habitat a cerca de 200 sociedades anónimas abiertas a incorporar esta práctica basada en un modelo de evaluación del directorio que elaboró Amrop MV Consulting. De hecho, ya son numerosas las empresas convocadas que están aplicando esta evaluación que contiene 120 preguntas, clasificadas en siete clusters que abarcan todas las materias relativas a las buenas prácticas de gobierno corporativo.

Sin embargo, es importante que el fiscalizador no vaya demasiado lejos con esta iniciativa y que deje los espacios para la autorregulación. En este sentido, debiera tratarse de una recomendación más que de una imposición, al menos en una etapa inicial. El formato de evaluación debe ser elaborado, aplicado y tabulado por un ente independiente, donde la SVS sólo debiera sugerir los temas esenciales a ser considerados, o simplemente dejar abierto el espacio para que cada directorio adopte el formato que estime más adecuado.

La evaluación no debiera ser aplicada a los directores sino que son éstos quienes evalúan a su propio directorio, garantizándoles el anonimato de sus opiniones, para lograr que los juicios y calificaciones tengan la independencia y objetividad necesarias.

Por otra parte, las materias a evaluar no deben relacionarse con la gestión del directorio en cuanto a los aciertos o desaciertos de sus decisiones de negocio; más bien se trata de realizar un diagnóstico en profundidad de la calidad de la gobernabilidad del directorio para que éste resuelva la forma de fortalecer las áreas que pueden mostrar una debilidad relativa.

La propuesta de la SVS indica que los resultados de la evaluación le deben ser remitidos, así como también a las bolsas y al mercado en general. Esto parece poco apropiado, ya que generaría un afán por aparecer lo mejor posible en la foto respecto al resto de los directorios, recurriendo incluso al maquillaje que, en alguna medida, es siempre posible a través de respuestas condicionadas.

Pero más allá de lo retocada que resulten las fotos, la propuesta de la SVS de enviar la información a las bolsas para que éstas elaboren rankings y mediciones de comparación, en un extremo estaría obligando a inversionistas institucionales a invertir sólo en las empresas mejor clasificadas -lo que resulta impracticable dado el tamaño del mercado bursátil-, ya que tendrían que responder o justificar inversiones con menor calificación.

En definitiva, se trata de una iniciativa de la SVS que debe ser revisada y discutida en profundidad con los distintos actores del mercado para evitar excesos de regulación, exigiendo información que podría generar distorsiones indeseables.

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